Opinión

El desafío de la alfabetización mediática

Por Marcos C. Isla Burcez
domingo, 6 de noviembre de 2022 · 01:04

En el contexto actual en que asistimos a un ecosistema de medios y de discursos mediados por la tecnología en todos los órdenes de la sociedad, son necesarias las herramientas para analizar estos mensajes y contenidos en las plataformas digitales, así como el uso que los jóvenes y los niños hacen de las herramientas transmediáticas.

Sin lugar a dudas, en la escuela se desarrolla un ecosistema entre las nuevas herramientas tecnológicas que conviven con los antiguos elementos para la educación (pizarras, tizas, libros de textos…), situación que se vio intensificada por la pandemia, debido a la necesidad de emplear pantallas y tiempo en las conexiones de internet para la vinculación entre alumnos, docentes y los padres de familia.

Scolari (2020) plantea en su investigación “Alfabetismo Transmedia en la Nueva Ecología de los Medios”, una línea de tiempo entre la actitud paternal de la vieja escuela. Caracteriza como “alfabetismo mediático”, el cuidar a los niños y jóvenes de las influencias “nefastas” de los medios, sobre todo de la televisión, desde hace casi 50 años. Ahora las reglas han cambiado y la escuela se ve en la necesidad de emplear los medios digitales para no perder la vinculación entre docentes y alumnos.

Ante la revolución de lo “on line”, Scolari señala que “a medida que el ecosistema de medios fue evolucionando, también lo hizo el alfabetismo mediático, el cual no tardó en incluir la formación y la prevención de riesgos en relación con el uso de la web, los videojuegos, las redes sociales y los dispositivos móviles”.

La digitalización de la cultura exige nuevas atenciones a esta nueva realidad por parte de quienes intervienen en la educación. El cambio en el universo vocabular es ostensible, por lo que las antiguas formas de poder, que datan de siglos atrás, quedan obsoletas.

De todas maneras, el cambio no puede ser tan marcado sino implementarse de una manera regulada, tomando en cuenta las realidades de cada comunidad educativa, ya que se corre riesgo de generar una ruptura entre ambos mundos y que uno prepondere por sobre otro, principalmente los vinculados al mercado capitalista, que buscan formar clientes meritócratas que adquieran los productos que circulan en los medios y no sujetos de derechos colectivos y de participación ciudadana, que debe ser la constante en toda sociedad democrática.

Comprender el lenguaje de los medios

Ya que las tensiones en el ecosistema de medios también se expresa en el uso inadecuado de la tecnología, la alfabetización mediática es de vital importancia para toda una sociedad, pero en especial en el campo de la educación. Los niños y jóvenes, en tanto prosumidores (Jenkins, 2006), crean contenidos, desarrollan nuevas sensibilidades. Ya no sólo usan hábilmente los aparatos tecnológicos, sino que les dan una nueva impronta, los resignifican, pero es necesario que sepan identificar la certeza de los mensajes que circulan en estas interfaces.

Para dar cuenta de lo trascendente que es la alfabetización mediática, tenemos el ejemplo de las fake news, tan difundidas en los últimos tiempos y que han significado todo un problema, por ejemplo para las campañas de salud y prevención durante la pandemia. También la generalización del sexting, ciberbulling o grooming, por no saber identificar y comprender las verdaderas intenciones de quienes se conectan con chicos a través de internet.

Entre los postulados de la UNESCO en relación a la alfabetización mediática, se destaca el derecho que todos tienen a la información y que son fundamentales para la participación ciudadana, donde cobra una real importancia la participación del estado.

 Es importante el acceso a la tecnología en las escuelas públicas, como el revolucionario programa “Conectar Igualdad” así como la entrega de programas amigables para usarlos en el aula con el fin de reducir la brecha digital, pero ahora hay un nuevo desafío, que es el dar las herramientas para educar en la comprensión del lenguaje de los medios, para saber diferenciar las buenas informaciones de las que se difunden con otros intereses, que por lo general son  ajenos a las mayorías de ciudadanos y ciudadanas.

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