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Hicimos todo mal
Me siento frente al ventanal que da al patio y miro el níspero como crece. El mate, el sol perpendicular y abierto "La voluntad y la fortuna", de Carlos Fuentes: «Vi lo que es el poder: una mirada de tigre que te hace bajar los ojos y sentir miedo y vergüenza.» Este destello magistral de síntesis me sacó abruptamente de las profundidades de la historia política mexicana y de un tirón me paró en esta realidad argentina que todos sabemos su final. Un "déja vu" siniestro a las imágenes del espanto argentino me calumnió esa frase, y fui en segundos hasta aquella Argentina incendiada, vaciada, humillada, violada, por los mismos personajes que hoy deciden nuestro futuro. Esa Argentina que en el 2001 estalló sin piedad, haciéndonos tragar el orden y las buenas costumbres, que nos liquidó el sistema democrático, devastó la política y quebró la paz de nuestro pueblo. Los siete presidentes, el caos, la vertiginosa caída libre de una sociedad que agonizaba en la desesperanza y el autoexilio; el horror, la muerte, la sangre derramada, los Kosteki y los Santillán, los Pocho Lepratti, los curas de los pobres, la debacle.
Y hubo una reacción. Y esa reacción se llamó "peronismo". Cómo siempre sacando las papas del fuego del brutal retroceso y destrucción del poder oligárquico. Y en esa transición, cargada de fantasmas, dudas, grises, de contrapesos históricos y a-históricos; plagado de contrasentidos pero con el objetivo cierto que había que detener la hemorragia que la herida sanguinaria de Sturzenegger, Lombardi, Bulrrich Pueyrredón, Cavallo, Lopérfido, los Shushi y la UCR devenida en un partidito conservador de morondanga acompañada por frepasistas que abonaron mas a la teoría de Vandor que a la de Cook. El "peronismo" se hizo cargo y comandó la restauración de la patria. Hasta que el 25 de mayo de 2003 nos "propusieron un sueño" y que pudimos tocarlo con las manos. Néstor Kirchner sacó Argentina adelante, proyectó un país "normal" como él decía y la muerte lo sorprende a destiempo. Y luego Cristina y la profundización del modelo de desarrollo. Así transitamos hasta el 2015 y perdimos. Perdimos por haber hecho todo mal. Hicimos todo mal. Emulando a Lula: ¿cómo fuimos capaces de poner un plato de comida en la mesa de los argentinos? ¿cómo no van a odiarnos?
Hicimos todo mal: anulamos las leyes de punto final y obediencia debida, creamos la pensión y OS para nuestros veteranos de Malvinas, la moratoria previsional, reestructuramos la Deuda Externa y la cancelamos, reestatizamos Aerolíneas Argentinas, reestatizamos las AFJP, creamos la Ley de Movilidad Jubilatoria, el Programa de Repatriación de Científicos, creamos la Unasur, la Ley de Medios Audiovisuales, la TDA, el FPT, la AUH, ProCreAr, un nuevo Código Civil y Comercial, reestatizamos los Ferrocarriles, mandamos Satélites al espacio, reestatizamos YPF, 5 millones de puestos de trabajo; entre otras pavadas que hicimos con esa manga de peronistas inescrupulosos que vaya uno a saber dónde fue a parar un PBI.
Y cambiamos los argentinos. Elegimos el camino de la nada. De lo neutro. De una sumatoria de slogans vacíos mágicamente diseñados en la grieta. Y Macri (el contrabandista) llegó a Presidente y empezaron a hacerse las cosas como era debido: le perdonó $70.000.000.000 al papá, $3.200.000.000 a las mineras, $60.000.000.000 al campo somos todos, $19.000.000.000 a las empresas eléctricas, $ 4.500.000.000 a las empresas de gas. Y como son tan honestos y capaces U$S 132.000.000.000 de nueva deuda al exterior, $ 143.000.000.000 de emisión monetaria (28% más que 2015), $ 308.000.000.000 en Lebacs y $ 675.000.000.000 emitidos, 15.000.000 pares de calzados fabricados menos, 750.000 nuevos desocupados, 290.000 puestos de trabajo no generados para evolución laboral, mercado interno en caída (-23% actual y cayendo), la recesión comercial es atroz, 6.934 empresas cerradas, 65% de devaluación y se cree atrasada, importaciones libres, deterioro del salario real al 40% y creciendo (la caída), fuertes recortes presupuestarios en Ciencia y Tecnología, caída de la actividad industrial 23%, 5.000.000 de nuevos pobres, sub ejecuciones de partidas presupuestarias, promedio: 45%, 1.800.000 de nuevos indigentes, receso de la construcción : 24,5 %, $ 45.000.000.000 adjudicación de obra pública por decreto a pariente directo (Calcaterra - soterramiento FC Sarmiento), entre otras chucherías.
Como hicimos todo mal, la gente vivía mejor. Y resulta que ahora que se hace todo bien, la gente vive peor. Así que elijo volver al níspero y esperar que me dé frutos. Los frutos del mal, los más sabrosos.
Pablo Poggi