“Charco”: Una identidad tallada en madera a través de sus personajes

Tenía 10 años cuando su abuelo, quien, “no era escultor pero tenía muchísima habilidad, arreglaba de todo y me dejaba usar sus herramientas. Cuando murió me las dejó, y también me dio una cortapluma, con la que hacía caritas en madera y las regalaba, hasta que un día con un formón hice un tótem, ya con 16 años más o menos”, comparte.

Autodidacta, sin dibujar, resume sobre su trabajo que “lo tengo en la mente y arranco el trabajo, siempre fui reacio a dibujar, no me gusta, aunque Abel Navarro, un gran escultor que solía ir a visitar, me decía siempre que dibuje y que provoque, que haga algo diferente. Entonces hice un mate con un relieve de una mujer, una negra con labios gruesos, y entonces me dijo al verlo que yo podía hacer lo que quisiera, fue entonces que empecé a dedicarme a los personajes”.

Familia y trabajo

“Tuve una etapa en la que paré. Me dediqué a formar mi familia y a llevar adelante el negocio” Vidrios Charco desde hace 42 años, “tengo 54 años de trabajo como vidriero, fui “Charco” desde antes de nacer, mi papá le ponía apodos a todos los chicos, así que cuando llegó el momento de ponerle nombre al negocio, pensé que desde chico me conocen como Charco, desde el fútbol en el Villarino, ciclismo, hice judo, de ir a todos los barrios, con una cosecha de amistades linda, me conozco y llevo bien con la gente. Charco ya es una marca, hoy con el negocio y la distribuidora que lleva adelante mi hija y mi yerno”.

Pasado y presente

Así se tituló una de sus primeras muestras de relevancia, en el Museo de Artes Plásticas “Pompeo Boggio” en el año 1996, con gran repercusión, “fue por tres días, un fin de semana, y fue tanta gente que me pidieron de extenderlo una semana”, destaca, “fue muy importante, con una inauguración con más de 160 personas, una alegría tremenda fue para mí. Se hizo en dos salas, en una con obras de los comienzos y en la otra con todo lo nuevo que estaba haciendo. Fueron los colegios también”.

También expuso junto a Juan Manuel Iglesias, en el Museo de Bellas Artes de la ciudad de La Plata y otras muestras colectivas.

El arte que no se vende

“Mis trabajos no los vendo, lo único que he vendido fueron trabajos de vainas de cuchillo trabajadas, las esculturas no puedo, nunca pude. He realizado unos 60 trabajos aproximadamente”, reconoce.

Las maderas y el ritual

“Algunas maderas las elijo, el plátano por ejemplo, noble y clara para realizar rostros por ejemplo, el fresno te da la posibilidad de explorar los pliegues, he trabajado en quebracho colorado, una madera dura por demás, he roto muchas herramientas”, ríe, “todas las esculturas tienen su tiempo”, apunta, “algunas llevan más que otras, a veces, todos los días trabajás un poquito y en otras ocasiones lo dejás un tiempo. Cuando te querés acordar pasa el tiempo. Por ejemplo, la figura de Mingo Clavio me llevó ocho meses, fue un trabajo difícil, un busto. El trabajo del Polaco Goyeneche me llevó otros tres meses. Me pasa que tengo que alejarme de la figura, la dejo un poco, vuelvo a la semana y le encuentro los detalles que faltan y así, los últimos toques, capaz que te llevan mucho más tiempo, pero son esos detalles que hacen que aparezca el parecido, que aparezca el personaje”.

Los amigos

Ya citó al gran Abel Navarro (abuelo de la artista plástica Fabrizia Braga Navarro), al Dr. Iglesias, trayendo a colación a otro gran escultor local como lo es Néstor López, “el negro aparte de ser amigo es un maestro para mí, cuando lo necesito, es quien mira la terminación y me da su opinión, me ajusta los últimos detalles, me da más herramientas, al definirlo lo vuelvo a llamar para definir la terminación, nos conocemos desde hace muchísimos años y siempre ha estado presente”.

Las manos

¿Y por qué las manos? Fue una de sus muestras y una gran pasión, “me resulta muy fácil hacer manos”, confiesa. La muestra contó con la participación de su pareja, Patricia Leguizamón, quien realizó distintos escritos sobre cada una de las esculturas que expuso, “se dio de manera natural y nos gustó hacerlo juntos”.

Carlos A. Costanzo

Su último trabajo tiene que ver con la figura del Procurador y Director del Archivo Literario Municipal, “quiero hacerle un homenaje en vida, se trata de un busto importante de cemento” enumera, “Carlitos es una personalidad importante, él colaboró con la muestra que hice sobre los personajes de Chivilcoy, Carlitos es como google. Hizo una reseña de cada uno de ellos, de manera impecable y certera. Fue una muestra que se hizo en el Museo de Bellas Artes de La Plata, con la foto de cada uno de ellos, más el aporte de Carlitos”.

El busto de Costanzo fue su trabajo durante la pandemia, “estuve todos esos meses, de noche, inclusive hubo dos meses que no se podía trabajar, que estuve a pleno con eso”.

¿Hasta cuando?

“Si por mi fuera no estaría en el negocio, sino que estaría todo el día esculpiendo, siempre tengo ideas para hacer. Hay trabajos que llevan mucho tiempo. Es algo que me apasiona, siempre tengo ganas, mientras el cuerpo responda y las manos también”.