Pandemia

“Cómo controlamos a los pacientes post COVID-19”

Desde el comienzo de la pandemia se han publicado, como nunca en la bibliografía médica, innumerable cantidad de trabajos sobre la etiología, fisiopatología, diagnóstico y tratamiento sobre el COVID 19. Sin embargo es poca la información sobre el seguimiento al alta de los pacientes que han enfermado.
domingo, 22 de noviembre de 2020 · 09:29

Han aparecido recientemente publicaciones inglesas y españolas con recomendaciones sobre el tema, tanto en el seguimiento clínico, como en el  respiratorio.

Siendo el COVID una enfermedad multisistémica, con especial impacto en el aparato respiratorio y cardiovascular, no deja de afectar otras esferas por lo que se propone un enfoque holístico. Esto es entender al organismo como un todo y desde esa base responder con medidas que permitan la recuperación total de nuestro organismo desde lo físico hasta lo mental.

Un 10 % de los pacientes en Inglaterra y un 35% de los estadounidenses jóvenes, continúan con algún síntoma más allá de las tres semanas desde el comienzo de la enfermedad (COVID post agudo) aún sin haber estado internados y otros con síntomas más allá de las 12 semanas (COVID crónico).

Se han descripto síntomas como tos persistente, dificultad para respirar, dolor torácico, enfermedades tromboembólicas, cefaleas, dolores musculares, astenia, dificultades neuro-cognitivas, erupciones cutáneas, alteraciones metabólicas, depresión y ansiedad.

Una de las teorías más completas es la recomendación española, que abarca aspectos físicos: funcionales con escalas y exploraciones encaminadas a evaluar funciones psicofísicas en el ámbito respiratorio, cardíaco, vascular, metabólico, gastrointestinal, nutricional, cutáneo, neurológico y, funciones como el sueño, alteraciones en la memoria, cuestionarios de depresión, dolor y relaciones personales e interfamiliares.

Esta sugiere controles a las 4 y 12 semanas post alta, con diferentes escalas de disnea (falta de aire), SAO2 (saturación de 02 reposo y esfuerzo), capacidad funcional a través del Test de marcha de 6 minutos y Escala de Borg, fuerza muscular respiratoria con prueba de presiones bucales inspiratoria y espiratoria, escalas de depresión y ansiedad, estado nutricional, actividades de vida diaria y valorar síndrome de stress post traumático.

Quienes han padecido enfermedad leve a moderada, hayan sido internados o no, se propone una consulta al mes con radiografía de Tórax y Espirometría. De acuerdo los síntomas o hallazgos en la radiografía se puede solicitar Pruebas Funcionales Respiratorias, Tomografía o Angio Tomografía  de Torax. Si es normal, se considera el alta y si no, se solicitan exámenes de laboratorio para marcadores de inflamación (dimero D, ferritina, fibrinógeno, LDH, PCR) y Difusión de CO y Volúmenes pulmonares para descartar compromiso del intersticio pulmonar o enfermedad trombo-embólica.

Quienes hayan cursado una neumonía grave, son los internados en terapia intensiva o con necesidad de O2 superior a 40%, se valoran al mes con similares exámenes complementarios en la 1ra consulta al mes con Radiografia de tórax,Tomografía y Angiotomografía. A los tres meses con iguales exámenes de imágenes agregándose exámenes de laboratorio y pruebas funcionales respiratorias. Si resultan normales se da el alta, sino, se controla a los seis meses para valorar secuelas pulmonares, sumándose Ecocardiograma con doppler cardíaco y Prueba de esfuerzo.

Las secuelas respiratorias a largo, a valorar, son la enfermedad pulmonar intersticial difusa (EPID), que resulta en cambios del parénquima pulmonar (bandas fibróticas, engrosamiento septal, pérdida de volumen pulmonar  y rara vez panalización), enfermedad vascular pulmonar (dado que el COVID 19 se asocia a fenómenos tromboembólicos con alta incidencia de tromboembolismo pulmonar).

Se aconseja un seguimiento cercano con los estudios agregándose Ecocardiograma para descartar Hipertension pulmonar, bronquiectasias (dilataciones anormales de los bronquios que dan tos y expectoración crónica  que se controlan con Tomografía y exámenes bacteriológicos) y, por último, el seguimiento de pacientes con oxigenoterapia o soporte respiratorio no invasivo domiciliario que, si bien son pocos, requieren un control periódico.

Si bien estas son recomendaciones de seguimiento respiratorio, debemos saber que un 20% de los internados tienen afectación cardíaca relevante, como miocarditis, pericarditis, infarto de miocardio y arritmias. Otros continúan con falta de aire y dolor de pecho semanas después del alta, otros con secuelas neurológicas como ACV, convulsiones y neuropatías que deberían evaluar los neurólogos. Algunos continúan con síntomas más inespecíficos como cefaleas, mareos y “embotamiento mental”. En la esfera mental, valorar ansiedad, depresión y trastornos del sueño.

No obstante esto debemos recordar que actualmente casi el 85-90% de los pacientes cursan una enfermedad leve u oligosintomático y el porcentaje de enfermedad grave es bajo, pero el comportamiento, cómo vemos a diario, es errático y disímil. Pacientes jóvenes con síntomas inespecíficos más prolongados y adultos con enfermedad leve y recuperación rápida.

 

Dr. Julio Herscovich

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