Cuando la muerte se convierte en vida

El director del Hospital Municipal de Chivilcoy, Dr. José Luis Neme, y la directora asociada del nosocomio público, Dra. Marcela Conde, fueron entrevistados por LA RAZON luego de la ablación de órganos que se concretó el martes pasado, en una paciente que tenía muerte cerebral a raíz de un grave accidente que sufrió cuando se movilizaba en una bicicleta.

El Dr. Neme manifestó que “fue  un hecho más que sensible, porque estamos hablando del fallecimiento de una persona joven a consecuencia de un accidente en la vía pública, imposible de entender, de pasar de un momento a otro de manera intempestiva y que termina con la pérdida de una vida. Lamentablemente no pudimos revertir las graves lesiones que sufrió por la caída de su rodado”.

“La paciente era donante y desde la aprobación de la Ley Justina todos somos donantes de órganos, salvo si se expresa lo contrario cuando se hacen trámites de renovación de registros o se hace el documento de identidad. La donación de órganos salva vidas y resuelve un problema mundialmente” dijo y agregó que “ante esta situación hay dolor de ambas partes, el que pierde el ser querido como el familiar que está esperando la aparición de algún órgano noble que salve esa vida. Podemos ayudar justo en el momento en el cual el dolor es el que domina al cuadro”.

En otro orden, Neme, con respecto a la ablación concretada el martes pasado, dijo: “Donó los órganos que no fueron afectados por el accidente. Son evaluados por todo un equipo integrado por personas específicas para ver la compatibilidad, el tamaño, entre otros requisitos. El paciente joven es el target. Los adultos no son los más indicados para ser donantes por afectaciones previas y enfermedades prevalentes”.

“En el caso de la ablación del martes pasado, se hizo una lista médico-legal de los órganos que donó, que en este caso fueron las corneas, riñones e hígado” dijo y agregó que “estos órganos tuvieron destinos inciertos para nosotros, porque es un secreto médico, a donde van a ser derivados y quiénes los van a recibir. Desconocemos el lugar hacia donde fueron los órganos, salvo que el paciente receptor o su familia por agradecimiento, cuando pasan algunos años, quiera encontrarse con la otra parte para agradecer la recuperación de una vida a consecuencia de un fallecimiento”.

“Es correcto que sea desconocido y secreto el destino del órgano donado”, enfatizó.

Por otro lado, la Dra. Marcela Conde, comentó que “muchos vecinos no están de acuerdo con la ablación de órganos porque están con el mito de que el cuerpo se va a destrozar y eso no es así. Se hace con mucho respeto en un quirófano, como si se estuviera haciendo una cirugía a un paciente por una determinada patología”.

“La Ley Justina fue muy beneficiosa para Argentina, porque permite salvar vidas. Hay una alta tasa de accidentología en nuestro país y Chivilcoy no está ajeno. No es habitual que la apertura de una puerta termine con el fallecimiento de una persona joven, pero pasa y a veces es irreversible volverle la vida” dijo y agregó que “la Ley Justina indica que todos somos donantes, pero si la familia no quiere se respeta esa decisión. Con respecto al caso que tuvimos el martes pasado, desde el primer momento se le explicó al esposo la gravedad del hecho y al ser donante estuvo de acuerdo en donar los órganos”.

Por último, manifestó que en el Hospital Municipal de Chivilcoy funciona un equipo dedicado a donación de órganos, que se encuentra a cargo del Dr. Luis Capobianco.