DelOeste Art. y SEP Filial Chivilcoy - Reseñas literarias

DelOeste Art. y Sociedad de Escritores de la Provincia (SEP) Filial Chivilcoy convocan a diversos escritores para realizar reseñas sobre libros de autores a nivel nacional. 
jueves, 5 de agosto de 2021 · 18:15

DelOeste Art. y Sociedad de Escritores de la Provincia (SEP) Filial Chivilcoy convocaron a la Escritora Mirian Graciela Brousse para realizar la reseña del libro: "Fred Astaire baila" de Alicia Márquez - Edit. El Mono Armado.


 

  “Mamá me agarraba de la mano
    y me decía: vamos al cine.
    Y ahí íbamos, ella y yo haciendo
    de salvavidas…”
(Pág. 13)


   Así comienza “Fred Astaire baila”, sexto libro de la Escritora Alicia Márquez, Edición: El Mono Armado (C.A.B.A. 2020).
   A medida que se avanza en la lectura, nos acercamos al mundo íntimo y la peculiar relación que Alicia entabló con el cine desde muy temprana edad, de la mano de su madre viuda y sus hermanos mayores. Desde este enfoque introspectivo la originalidad se destaca en la forma de construcción de los poemas relatos, donde la Autora se ciñe a pequeños detalles de aquellas inolvidables películas, tan inolvidables como las Actrices y Actores que las protagonizaron, entre los cuales se filtran sus propios sentimientos y vínculos familiares. 


   Fluctúa entre la Era Dorada de Hollywood con Esther Williams, Marilyn, El Gordo y el Flaco, Tarzán, Rita y Glenn Ford, Chaplin o la Taylor y su Burton. Y nuestro cine con la gran Tita, cuya ”casa fue un corralón de arrabal bien proletario” (Pag. 32), el Pato Carret, Jorge Luz, Lolita Torres o “el morocho del Abasto con su pinta y su hablar canyengue” (Pág. 27) y tantos más.


   La relación empática con lo que veía en la Gran pantalla la llevó a “vivir” las historias de un modo especial: sentir una atracción irresistible por el galán: “...Me enamoré de Gregory Peck, tan alto, con esas espaldas enormes y cuadradas…” (Pag.26) o enojarse con el villano, reír a carcajadas con Niní o imitar a Ginger junto a Fred. Incluso llegar a creer que una vez fuera del recinto, emprendiendo el camino de regreso a su casa algún personaje de las de miedo podía aparecérseles al doblar la esquina: “…Me crucé de vereda, aterrada, porque podía aparecer detrás de mí, en cualquier momento, con las solapas levantadas y el sombrero hasta los ojos…” (Pág. 22).


   De sus asiduas visitas al cine del barrio y a los otros rescata trozos de ficción que influenciaron en ella, imágenes, coreografías, vestuarios, colores y mil sensaciones: “…El erotismo en estado puro me atacó, y yo, desprevenida, me dejé atacar. Tendría diez u once años y de repente, ese baile en las escaleras, cerca del río, ese baile, esa música, esas caras, ese amor, esa belleza pelirroja…” (Pag.48).


   Los ávidos ojos de Alicia niña atrapados por la magia de la caja de sueños, donde todo es posible, atravesaron el fotograma hasta la nervadura más profunda de la esencia cinematográfica para devolvérnosla con fina creatividad en cada uno de sus poemas.


   Alicia supo plasmar su pasión por el cine y la huella imborrable en su memoria con el trazo de su excelente pluma resultando para los jóvenes lectores un testimonio de la época y, para quienes transitamos una experiencia similar, un regalo de ternura y nostalgia con aroma a maní con chocolate, el mismo que ofrecían en cada intervalo. 


   El final requiere una especial atención y está dedicado exclusivamente al querido e inigualable Fred Astaire: “… Baila para mí, en blanco y negro, solo …” “… y cuando él baila no puede pasar nada malo, siempre están las estrellas, la música con violines, con trompetas, y sonríe …” (Pág. 90), texto que junto con la sugerente ilustración de tapa nos invita a calzarnos los zapatos, o a descalzarnos según la ocasión, y disponernos a BAILAR LA VIDA.

 

Por Mirian Graciela Brousse – Chivilcoy, Pcia. Bs.As.
 

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