Pablo Satriano, con luz propia...

Pablo Satriano es uno de los grandes preparadores de autos de carrera del país. Se destacó en todas las categorías que participó.

Pero indudablemente fue en el Turismo Carretera donde logró el reconocimiento y el prestigio que hoy goza.

Los números, fríos en la mayoría de los casos, tienen la exacta misión de reflejar siempre lo ocurrido, muestran una historia teñida de éxitos.

Construyó su trayectoria primero como piloto-preparador y luego junto a su hermano Emilio se transformaron en una de las duplas que escribieron páginas gloriosas del automovilismo argentino.

Hoy, junto a su hijo Cristian y un grupo de colaboradores sigue siendo uno de los referentes importantes en la preparación de motores Chevrolet, atendiendo tres autos del TC en cada carrera y proporcionando motores para otros equipos. Es común que, por lo menos ocho motores de Pablo, sean los impulsores en otros tantos autos de la categoría en cada prueba.


Hombre de pocas palabras y mucho trabajo. Pablo Satriano, un capricorniano de sangre tana, es, mas allá de su manera de ser callada y tozuda, que a veces se transforma en alguna bronca, una persona de gran solidaridad. Amigo de los amigos, en las buenas y en las malas.

No es demostrativo, simplemente actúa. Tiene códigos y la gente que está a su lado lo sabe.

Respetado y consultado. Su espíritu de lucha le ha servido para transformar un momento difícil, ya sea en lo deportivo o en lo familiar en algo positivo.

Hoy, con más años sobre sus hombros, sigue manteniendo intactas sus convicciones.

Muchos años de labor dedicados por entero al automovilismo, su inclaudicable pasión y también su empresa. Una gestión que da trabajo a varias familias de Chivilcoy.

Seguramente, los días que vengan lo encontrarán desarrollando nuevos elementos para sus autos y motores. Trabajo que apunta siempre a ser mejor. Cada día. Cada momento.

Pablo Satriano un grande que nos dió la gran posibilidad de traer a nuestra ciudad los logros más importantes del automovilismo.