Juan Horacio Larrea

lunes, 22 de octubre de 2007 · 00:00


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Desde muy pequeño estuvo al lado de los animales, a los que califica de muy inteligentes, fundamentalmente si se trata de vacas y caballos.

Comenzó en la cabaña del abuelo Juan (Larrea) con Holando Argentino y Jersey. En 1990 se independizó y comenzó a trabajar en Estados Unidos, a raíz de un llamado de Juan Carlos Bachiochi Rojas. A los 19 años empezó a jurar en exposiciones nacionales, recibiendo críticas por su corta edad; no se amilanó , ni por ello ni por no tener el título de veterinario. Juan entiende que ellos valen, pero la experiencia de andar entre los animales desde niño, le dio una chapa inigualable, que lo catapultó al mundo de la genética. Eterno ganador en el centro de atención más importante del país - la Exposición Rural de Palermo, donde los animales que presentó ganaron en 6 ediciones-, Hacho Larrea siguió pensando en crecer en la tarea que ama. Consulta permanente de los propietarios nacionales e internacionales, viaja permanentemente por el mundo.

Aprovechó el primer viaje que hizo a los EE.UU. y Canadá en 1984 para conectarse, agradeciendo un regalo de su padre "Bubi". Conoció gente de experiencia, de grandes conocimientos y se anticipó a las informaciones que llegarían a la Argentina cinco años después.

Estudioso, conocedor de los mercados, es capaz en su tarea específica, pero también para analizar la situación de su país y del mundo, que recorre en forma permanente a través de su trabajo en Semex, la empresa canadiense que confió en él hace varios años.

Sus consejos valen porque el propietario sabe que siguiéndolos reproducirá sus ganancias. Larrea es una materia prima de valor, pero sabe que todos los días hay que rendir examen, que no alcanzan los premios que ganó, ni el 10 que sacó ayer.

Su pasión son los animales, por los que vive, conoce y hace miles de kilómetros al mes. Orgullo para Chivilcoy, embajador sin cartera en países en los que cuesta abrir las puertas, "Hacho" sigue su carrera con el bajo perfil de siempre, pensando que a la salida del sol del nuevo día lo esperan próximos desafíos.

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