Opinión

El abismo digital

Por Diego Magrini
domingo, 15 de septiembre de 2024 · 08:00

Las redes sociales, ese universo digital que se ha convertido en la plaza pública del siglo XXI, se presentan como un espacio de conexión, entretenimiento y expresión. Sin embargo, para los más pequeños, este mundo virtual se transforma en un terreno pantanoso, lleno de peligros ocultos que amenazan su desarrollo integral.

El impacto de las redes sociales en la infancia es un tema que exige una mirada crítica y profunda. Más allá de las ventajas que se le atribuyen, como la posibilidad de conectar con personas de todo el mundo o acceder a información, la realidad es que su uso descontrolado genera un daño irreparable en la formación de los niños y adolescentes.

Las redes sociales presentan una realidad distorsionada, donde la imagen y la perfección son la norma. Los niños se ven expuestos a una avalancha de imágenes editadas, filtros y publicaciones cuidadosamente elaboradas, que generan una sensación de inadecuación y frustración. La comparación constante con otros, la

 búsqueda de la validación externa y la necesidad de mostrar una vida idealizada se convierten en un lastre para su autoestima y bienestar emocional.

La naturaleza adictiva de las redes sociales es un factor de riesgo importante. El constante bombardeo de notificaciones, la búsqueda de "likes" y la necesidad de estar conectados generan una dependencia que afecta el rendimiento académico, las relaciones interpersonales y la capacidad de concentración. La falta de límites y la exposición a contenidos inapropiados pueden llevar a la ansiedad, la depresión y  falta de sueño.

Las redes sociales se convierten en un caldo de cultivo para el ciberbullying, donde el acoso y la violencia se expresan a través de mensajes, imágenes y videos. La falta de anonimato y la sensación de impunidad que ofrece el mundo virtual facilitan la agresión, dejando cicatrices emocionales profundas en las víctimas.

La sobreexposición  erosiona la privacidad y la intimidad. Los niños aprenden a compartir detalles de su vida personal, a veces de manera inconsciente, exponiéndose a riesgos de seguridad y a la posibilidad de que su información sea utilizada de forma inapropiada.

El uso excesivo de las mismas puede afectar el desarrollo de habilidades sociales, la capacidad de comunicación verbal, la creatividad y la imaginación. Los niños se acostumbran a la inmediatez, la superficialidad y la falta de profundidad en las relaciones, lo que limita su capacidad de construir vínculos genuinos y empáticos.

En este sentido, es fundamental que padres, educadores y sociedad en general aborden este tema con responsabilidad y conciencia.  Es necesario establecer límites claros, fomentar el uso responsable de las redes sociales, promover el diálogo abierto y honesto sobre los riesgos y peligros que conllevan, y enseñar a los niños a navegar por este mundo virtual de manera segura y responsable.

La infancia es una etapa crucial en el desarrollo del ser humano. Es nuestra responsabilidad protegerla de los peligros que acechan en el mundo digital, para que los niños puedan crecer en un entorno seguro, sano y enriquecedor.

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