Opinión / Por Darío Echazarreta
La triste tradición de contaminar
Redefiniendo la Noche de San Juan en el contexto actual.En pleno 2024, cuando la conciencia ambiental y el respeto por nuestra salud y la del planeta deberían ser una prioridad indiscutible, aún persistimos en tradiciones que, aunque llenas de historia y simbolismo, resultan profundamente perjudiciales. La Noche de San Juan, con sus hogueras y la quema de muñecos, es un claro ejemplo de cómo nuestras celebraciones pueden chocar con la necesidad urgente de cuidar nuestro entorno.
Cada año, el humo de estas hogueras envuelve nuestras ciudades y pueblos, liberando, a la atmósfera, grandes cantidades de dióxido de carbono y otros contaminantes. Estas emisiones no sólo contribuyen al cambio climático, sino que también deterioran la calidad del aire que respiramos, poniendo en riesgo nuestra salud. Las partículas finas resultantes de la combustión penetran en nuestros pulmones, agravando enfermedades respiratorias y afectando especialmente a los más vulnerables: niños, ancianos y personas con problemas de salud preexistentes.
Además, el impacto sobre nuestros ecosistemas es devastador. Las áreas naturales sufren daños irreparables cuando convertimos vegetación en combustible para las hogueras. La fauna y flora locales, muchas veces ya amenazadas por otras actividades humanas, enfrentan un peligro adicional. La contaminación del suelo y el agua, consecuencia de los residuos y materiales tóxicos que se liberan durante estas festividades, agrava aún más la situación.
En el ámbito comunitario, los riesgos no son menores. Los accidentes, quemaduras y problemas de seguridad pública se incrementan, mientras que el ruido y la aglomeración perturban la paz y el bienestar de los residentes. ¿Es este el legado que queremos dejar?
Es momento de reflexionar y actuar. Las tradiciones pueden y deben evolucionar. Podemos conservar el espíritu festivo de la Noche de San Juan, pero adaptándolo a los tiempos actuales y a las necesidades urgentes de nuestro planeta. Iluminemos nuestras noches con tecnología LED en lugar de fuego, celebremos con espectáculos de luz que no contaminen, y organicemos actividades comunitarias que promuevan la unión y la cultura sin destruir nuestro entorno.
Optemos por un futuro donde nuestras festividades sean sinónimo de sostenibilidad y respeto. Donde cada celebración sea una oportunidad para educar y concienciar, demostrando que es posible honrar nuestras raíces sin comprometer nuestro porvenir. La Noche de San Juan puede y debe ser una ocasión para celebrar, pero también para reflexionar y tomar decisiones conscientes que aseguren un planeta saludable para las generaciones venideras.
En este 2024, demos un paso adelante y transformemos nuestras tradiciones en símbolos de esperanza y responsabilidad. Celebremos la vida, la comunidad y nuestro planeta con el mismo fervor, pero con la certeza de que estamos construyendo un mundo mejor.