Opinión
¡Cuando un docente le cambia la vida a un estudiante!
Por Maximiliano LavallénEn épocas de crisis en los ambientes áulicos y de trayectorias educativas, cruzadas por la desigualdad, la pérdida de valores, conflictos familiares; nuestros chicos se abren camino. Nada mejor para esa apertura que el acompañamiento docente, para poder sortear todo lo que un adolescente se les presenta, y que muchas veces les es difícil superarlo. La pérdida de un familiar, la falta de comunicación y/o violencia intrafamiliar, la novia/o que se fue, el amigo/a que no está más en mis relaciones… y un sinfín de situaciones que a la percepción de un adolescente se agrava.
Y es allí donde aparece el acompañamiento, la palabra, el consejo, la ayuda por todos los medios para que nuestros chicos superen tales barreras. Y nada mejor que un profe, maestro o más aún, un preceptor; que tenga la escucha activa y las ganas de ayudar y colaborar para que los chicos atraviesen lo mejor posible el camino escolar.
La historia se remite a una escuela, donde una adolescente estaba a punto de abandonar el colegio, con una situación particular que se había generado durante un día domingo. Una preceptora se entera de la situación y de la proximidad de dar la última materia para poder promocionar y pasar de año. Esa noche existió un dispositivo, a lo que nunca se enteró ni le importaba mucho al Inspector, para ayudar a que esta chica pueda presentarse en esa mesa de examen y con los contenidos prioritarios aprobados, promocione el grado.
La pregunta es: ¿Qué hubiese pasado si la preceptora no se preocupaba de la situación? ¿Qué hubiese pasado si esa profesora hubiese hecho oído sordo en ese momento? La historia seguramente tendría otro final, pero no fue así. Hoy, ella es egresada de la escuela. Fue la primera en recibirse, trabaja en un cargo importante, y lo principal, es una excelente persona.
Como diría Albert Einstein: “no existe fuerza motriz más poderosa que la voluntad”. Y seguramente Raquel (preceptora) y Rosario (profe) seguirán aplicando todo esto no sólo en las escuelas, también en la vida diaria. Seguirán haciendo de las suyas para ¡que este mundo sea un poquito mejor!