Opinión
Los libertarios contra el pueblo
Por: Diego ManusovichPor supuesto que lo que más le pega al sistema capitalista es que se frene el consumo. Si un quiosco no vende, si una ferretería no se mueve, el sistema se pone en alerta. Los precios dejan de aumentar, por supuesto, pero inmediatamente se empieza a despedir empleados y a cerrar fábricas y comercios porque empeora la economía.
Este gobierno nacional está eligiendo un camino de ahogo a la gente. Subir los precios a valores inaccesibles (combustibles, delantales, mochilas, carne, quesos, todo…) es optar por un camino que asesina la sustentabilidad de las familias.
La inflación siempre es un problema, pero en vez de agarrárselas con los empresarios formadores de precios que les importa un carajo la gente, el gobierno se la agarra con el eslabón más débil de la cadena, el pueblo.
En vez de atacar la evasión de impuestos de las medianas y grandes empresas del país que ganaron mucha plata en los últimos años remarcando y remarcando y haciendo tambalear al dólar para lograr devaluarlo, no, el tipo (lo sabíamos) se ensaña con el bolsillo de la gente.
El nivel de perversión es mayúsculo pues vuelven a ganar la pulseada los mismos de siempre: los grandes grupos económicos del combustible, la energía, las multinacionales, los laboratorios, las prepagas, etc. que ahora viven con asombro esta felicidad-libertinaje de la noche a la mañana.
Repetimos como tantas veces: el problema de la inflación es dominar al dólar exportando mucho más y controlando los precios internos con gran celo y todas las herramientas coercitivas del Estado. El gobierno de Alberto Fernández no pudo o no quiso o no supo cómo domarlos, pero estaba bien encaminado con la exportación desde el gasoducto Néstor Kirchner, el combustible de Vaca Muerta, el litio, el impulso general a la minería y a la industria del conocimiento.
Perfectamente se puede controlar al dólar poniéndonos en modo “exportación” para atesorar esa divisa sin que ello implique aumento en los precios internos, ni sufrimiento del pueblo, ni desguace del Estado.
Pero las mayorías eligieron a un personaje liberal que obviamente venía a desregular todo (al revés de lo que debería hacerse) para beneficiar al capital concentrado y a los monopolios de turno.
Este rumbo jamás va a dar mejores salarios y más consumo ni a la clase media ni a los trabajadores. Finalmente crecerá mucho el desempleo y las paritarias generales irán a la baja, dejando empobrecido al salario con relación al precio de las cosas.
De este modo, el orgullo de las familias trabajadoras pudiendo comprar bienes y servicios para su confort cotidiano, será solo un recuerdo para aquellos que vivieron tiempos mejores.
Finalmente bajará la inflación (como ocurrió con Menem y De la Rúa) pero a costa del desempleo y el aumento exponencial de la pobreza.
Seguimos pensando.