Nos está pasando

Hay signos de época que se empiezan a evidenciar, silenciosamente, como una enfermedad que muestra sus síntomas, pero como reacción adversa,  tratamos de hacer como si no existiese, evitándolos, mirando para otro lado. Pero allí está y nos está pasando.

Nos está pasando que la violencia en las relaciones intrafamiliares, en la calle, la falta de empatía y de preocupación por el que tenemos al lado, aparece cada vez más y se vuelve parte de la cotidianeidad.

Nos está pasando que los adolescentes creen que la salida no es el estudio o el trabajo, sino el lucro por el lucro mismo, adentrándose en las redes de apuestas y especulación financiera como forma de prosperidad.

Nos está pasando que el narcomenudeo se vuelve más rentable que la changa y la droga se mete en los barrios y en las familias donde antes no llegaba.

Nos está pasando que los jóvenes no encuentran motivaciones y esperanza de un futuro mejor y la falta de salud mental,  los acerca a los consumos problemáticos o a la depresión.

Nos está pasando que hay hambre y cuando los más pequeños no se nutren bien, eso determina su capacidad de desarrollo para toda su vida.

Esto no les está pasando a ellos. Nos está pasando como sociedad toda.

Quienes piensen que solos se salvan y crean que pueden estar por fuera de esta trama social, primero, se han vuelto insensibles, deshumanizados, pero segundo, se van a chocar contra la pared tarde o temprano. Porque una sociedad que camina hacia el sálvese quien pueda, se vuelve un gran peligro para todos.

La salida es colectiva, es humana, es solidaria, es comunitaria. Tenemos que ser conscientes de la época en la que nos toca vivir, poner sobre la mesa los problemas y enfrentarlos construyendo redes. La salida individual y la fragmentación social, sólo les conviene a los que manejan el poder y el dinero.

Hay responsabilidades que son de la política, y muchas veces la respuesta colectiva es enfrentando una política deshumanizante, que desprecia los valores solidarios y la justicia social. Pero también, hacemos política desde lo micro, en nuestra tarea cotidiana. Estemos atentos, miremos a nuestros lados, extendamos una mano, o pidamos ayuda si la necesitamos. El cambio que queremos ver empieza por nuestros propios actos.