Muerte de Silvina Luna / Por la Lic. Julieta Direnzo
Frenar las exigencias estéticas hacia las mujeres, es justicia social
El pasado jueves, perdió la vida Silvina Luna. Pérdida consecuencia del ejercicio ilegal de la medicina de un profesional de la salud que hoy no merece más que el encarcelamiento. Pérdida que también es resultado de las presiones y de violencia estética que sufrimos históricamente las mujeres.Mientras sigamos elogiando la delgadez, fomentando la pérdida de peso “por salud”, naturalizando la restricción de alimentos y la insatisfacción corporal desde las infancias, avergonzando a las mujeres por envejecer, opinando de los cuerpos, señalando las arrugas, celulitis y estrías como defectos, privilegiando a los cuerpos hegemónicos, señalando la gordura como un problema a resolver: todos seguiremos siendo cómplices y responsables de que hoy la Argentina sea el segundo país con más casos de trastornos de la conducta alimentaria y uno de los 20 países con más intervenciones estéticas del mundo.
El modelo hegemónico de salud que se asocia a la delgadez, a la belleza, a la juventud que hoy encorseta a nuestros cuerpos, es el responsable de que cada vez más personas dañen su salud física, mental, emocional y social.
Necesitamos dejar de normalizar la opresión sobre los cuerpos. Las presiones estéticas no dan vida, la quitan.
No hay vida ni salud posible que pueda con un ideal que patologiza y ridiculiza a los cuerpos diversos.
Necesitamos dejar de creer que nuestros cuerpos son posibles de manipular, de sistematizar y de violentar con tanta impunidad.
Necesitamos cambiar los posicionamientos desde donde acompañamos los procesos de salud enfermedad porque ni el tamaño del cuerpo, ni el peso, ni las arrugas ni la forma de comer determina ni define la posibilidad de acceder ni de tener salud. La salud puede habitar en todos los cuerpos, es un derecho. Impedir esto, es violencia.
Los agentes de salud necesitamos ser más inclusivos y reconocer la diversidad de nuestros cuerpos, pero la sociedad necesita dejar de justificar perder la salud en nombre de la salud. Es tarea de todos.
En palabras de Esther Pineda (Dra. en Ciencias sociales): “No basta el amor propio, debe cambiar la forma en que las personas son vistas y tratadas socialmente por su imagen y su corporalidad, lo cual implica erradicar chistes, comentarios y juicios sobre la imagen y los cuerpos de otras personas en el ámbito familiar, en las relaciones de pareja, en la escuela, en el trabajo; exigir a los medios de comunicación mayor diversidad corporal, de edad, étnico-racial en sus narrativas y representaciones; incentivar la discusión de estos temas en los espacios en los que hacemos vida y colectivizar la experiencia”.
Julieta Direnzo.
Lic. en Nutrición. MN5955 MP1797. @comerconciencia