Por Emilio Carabelli
¿Y si nos animamos?
Pasado un mes de las elecciones primarias, los análisis son muchos. La ciudadanía ha expresado lo que todos podíamos sentir en la calle: el fin de la era populista.Esta forma asistencialista de concebir la política, donde el gobierno se encarga de poner un pie arriba de la cabeza a la gente para que no pueda crecer, para que dependa para su subsistencia de una política pública asistencialista, encarnada en su máxima expresión por el Kirchnerismo a nivel nacional y provincial, a la que los argentinos le dijimos basta.
Pero, además, esta tendencia se hizo sentir también a nivel local. Una ciudad como Chivilcoy, históricamente gobernada por el populismo y el asistencialismo, representado primero por el Kirchnerismo y luego por el Britismo, también expresó en las urnas esas ganas de cambiar, obteniendo entre las fuerzas opositoras a este modelo, más del 30% de los votos.
El oficialismo local, espacio que ya tiene 8 años de gestión, lo único que tiene para mostrar es el cambio de luces y unas pocas cuadras de asfalto de baja durabilidad, que hasta debe ser resguardado con señalización especial para que no sea transitado por algún vehículo pesado por miedo a que se rompa en pocos días. Como si esto fuera poco, lo único que se escucha decir por parte del oficialismo una y otra vez es que el chivilcoyano debe elegir su opción porque sino vuelve La Cámpora, a lo que yo pregunto: ¿Cuál es la diferencia entre La Cámpora y el Britismo? Conferencias de prensa diarias al mejor estilo Cristina Kirchner con sus cadenas nacionales, ataques a la oposición constante cuando se propone algo, clausura e impedimento diario de tratar cualquier proyecto que se presente en nuestro Concejo Deliberante, estancamiento total de la ciudad, ínfimo presupuesto asignado a producción cuando este debería ser el motor del desarrollo económico de los chivilcoyanos y cientos de millones a otras áreas. Éste es el modelo Britista, es el mismo modelo de Constanza Alonso que representa al Kirchnerismo, es el modelo que debemos terminar de una vez y para siempre.
Si escuchamos a la gestión actual, parece ser que estamos condenados a que gane su versión de populismo, para que no gane el populismo de Alonso cuando hay una opción de cambio verdadero a muy pocos votos de distancia y faltando votar 16.000 personas tomando como referencia las P.A.S.O. desarrolladas en agosto. No nos podemos resignar al abandono, al estancamiento, al populismo en cualquiera de sus expresiones; Chivilcoy puede ser una ciudad distinta, puede crecer y puede volver a ser la localidad segura, emprendedora y pujante que algún día fue. ¿Y si nos animamos?
Emilio Carabelli - Integrante de Juntos por el Cambio