Opinión
El camino de la esperanza, en esta Argentina del siempre lo mismo…
Por: Carlos Armando Costanzo.Quiera Dios que algún día encontremos, el camino de la esperanza, lejos de esta Argentina del siempre lo mismo y del más de lo mismo… El gran negocio de los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo, es que jamás, jamás cambie nada… Si la sociedad, resignada y conformista, acepta todo, jamás cambiará nada… No nos resignemos, entonces, eternamente, a la ignorancia y a la miseria, que nos condenan los chantas, los chorros y los vendedores de imagen y cortinas de humo, porque allí reside el gran negocio de ellos…
El camino de la esperanza, frente a la oscuridad, la corrupción, la podredumbre moral, la descomposición, los curros, los afanos y, el enorme y gigantesco vacío de un país, sin presente, porvenir, salida ni destino, que nos arrastra a un tenebroso e inexorable abismo y, no nos conduce a ninguna, ninguna parte…
Hoy, más que nunca, alejándonos de la decadencia, la frivolidad y la pavada, el fracaso, la frustración, la incertidumbre, la zozobra, los pesares, la depresión y el desaliento, tenemos que encauzar y dirigir nuestra vida, a través del camino, el camino de la esperanza…
Hoy, más que nunca, dejando atrás el modelo de país y sociedad, que nivela e iguala permanentemente hacia abajo, con ignorancia, analfabetismo, marginación, empobrecimiento y miseria, tenemos que volver a transitar, el claro y luminoso camino de la esperanza…
Hoy, más que nunca, distanciándonos de los odios y rencores, las inútiles divisiones, las discordias y antagonismos, las estériles luchas, las mezquindades y egoísmos y, las viejas tristezas, dolientes melancolías y profundos sinsabores, tenemos que iniciar el recorrido del feliz y fraternal camino del amor, la hermandad, la unión y la esperanza…
Hoy, más que nunca, librándonos de los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo, quienes engrupen o embaucan diariamente a la gilada, con vanas palabras, actitudes engañosas y mentiras incesantes y repetidas, tenemos que elegir el camino de la verdad, el bien,los principios éticos y valores, la justicia, la honestidad, la educación, la cultura y la escuela del trabajo y, la tan promisoria y venturosa esperanza…
Hoy, más que nunca, lejos de esta Argentina del eterno y fatal círculo vicioso del siempre lo mismo y del más de lo mismo, para que jamás cambie nada, y todo prosiga igual o peor de lo que está, mientras van transcurriendo los días, las semanas, los meses y los años; tenemos que recuperar el camino de la fe, la alegría, el optimismo, la motivación, las mejores expectativas, las ilusiones y la mayor esperanza…
Hoy, más que nunca, sin los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo; sin la Argentina del siempre lo mismo y del más, más de lo mismo, y sin este círculo vicioso y nefasto, cuyo objetivo fundamental consiste, en que jamás cambie nada y, todo continúe igual o peor, peor de lo que está; tenemos que adquirir auténtica y genuina conciencia de la realidad circundante, e iniciar el camino de la azul y tan soñada esperanza... De lo contrario, seguiremos eternamente condenados, por tiempo indefinido, a esta Argentina del siempre lo mismo y del más, más de lo mismo… Los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo – en su mayor parte, confabulados o entongados entre ellos, para proteger y defender sus privilegios, prebendas, acomodos, impunidades judiciales, beneficios, enriquecimientos rápidos e ilícitos y, sus propios intereses personales -, carecen de toda voluntad o intención de cambio: su principal propósito, reside en no cambiar absolutamente nada, y que todo prosiga así, igual o peor de lo que está… No podemos aguardar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo; los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo; para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo; las cosas debemos juzgarlas y valorarlas, a la luz de sus resultados concretos y efectivos y, los hombres como los árboles, se conocen y aprecian por sus frutos...
Hoy, más que nunca, tenemos que volver al camino de la esperanza… Sin esto no ocurre, sencilla y simplemente, proseguiremos, por los siglos de los siglos, en este rumbo del país, que nivela e iguala hacia abajo, con ignorancia, empobrecimiento y miseria; el país, donde ganan los chantas, los chorros y los vendedores de imagen y cortinas de humo, de siempre, pero pierden los laburantes y, las personas buenas, nobles, decentes y honradas, que trabajan, luchan, sufren las crisis y ajustes, y abonan sus impuestos y cargas tributarias; el país a la deriva, sin presente, futuro, salida ni destino; el país, huérfano, vacío y falto de proyectos, ideales, pensamiento y contenido, que no nos lleva ni conduce a ninguna, ninguna parte…
Oración por un camino de esperanza, del procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Yo te bato, che, Dios, por un camino / de honradez, de justicia y de laburo, / con la guita y el morfi más seguro, / con amor más fratelo y bien genuino… / Yo te bato, che, Dios, por un destino, / sin afano, dolor y cielo oscuro, / donde pueda junarse un buen futuro, / y al final, salga un sol más argentino. / Yo te bato, che, Dios, por un sendero, / que nos llene los cuores y el balero, / de esa posta ilusión, que no se alcanza… / Y después de la cheno tormentosa, / encontremos – matina luminosa -, / un debute camino de esperanza.