Opinión
"Perdimos la esencia"
Por Carlos H. Lapenta.En estos tiempos preelectorales para todos aquellos que nos hemos identificado con la militancia política, en cualquier cruce con amigos o conocidos surge una pregunta que es prácticamente una muletilla ¿y…cómo ves las elecciones? Y debo reconocer que encontré una respuesta muy ambigua pero que me salva, respondo “te soy sincero en este momento directamente no las veo”
Y me parece, más allá de la arrogancia que puede suponer mi pensamiento, que a muchos les puede estar ocurriendo lo mismo, incluso a aquellos que también lucen calvicie o canas como yo y unas cuantas décadas de transitar los vericuetos de la política. Estamos atravesando un desconcierto absoluto, donde las ideologías, las convicciones y hasta las tradiciones partidarias deambulan sin horizontes, siendo la heterogeneidad la cualidad más sobresaliente.
Personalmente no puedo renegar de mi identidad con la socialdemocracia y el radicalismo, partido al que me siento estrechamente ligado en lo ideológico pero que desde hace unos años no me siento representado por su dirigencia, salvo excepciones muy puntuales.
En 2011 el radicalismo formó la alianza Unión por la Democracia Social con Ricardo Alfonsín como candidato a presidente y Fancisco De Narvaez como candidato a gobernador, alianza que, tenía como referente a Guillermo Britos y también se trasladó a Chivilcoy. En aquella oportunidad integré la lista de concejales. A partir de esa ocasión y de las reiteradas invitaciones que me hiciera el espacio aliado, me integré por sentirme considerado con las consultas que me realizaban con cierta frecuencia. Así, naturalmente, se dio mi acercamiento a una fuerza identificada por un multipartidismo que internamente jamás colisionó. Y así fue que no solamente yo me acerqué sino también otros correligionarios, como por ejemplo Eduardo De Lillo, con quien nos sentimos atraídos por esa conjunción de ideales que no compiten sino que se intercambian para compatibilizar acciones a seguir. En ese espacio puedo entrar cantando “que se rompa y no se doble”, pero saben que en esa actitud no hay ofensa y de la misma manera se la recibe.
Muchas veces, con los correligionarios que nos encontramos en ese espacio, porque Eduardo De Lillo no es el único, (también está Omar, Luigi, Mario, Daniel) contamos inagotables anécdotas sucedidas en la casa radical de la calle Rivadavia 178, siendo risueñamente y bien recibidas por los jóvenes y no tan jóvenes con los que ahora frecuentamos.
Así, por ejemplo, nunca dejamos de mencionar a Edgardo, que en su época de concejal hacía gala de tremenda audacia para defender lo indefendible en defensa de su partido. Él sigue firme junto al radicalismo y, por lo visto, aún se siente representado por su dirigencia y reconozco su perseverancia y su prolongada militancia.
No puedo probarlo concretamente pero puedo deducir de un análisis que los votos locales que fue perdiendo el radicalismo los ha capitalizado Britos. Eso es lo que demuestran, por un lado, las evidencias y por otro aquellos radicales que habiendo atenuado su militancia se manifiestan ahora a favor del candidato vecinalista y con un dejo de dolorida nostalgia me dicen “ya no tenemos candidato a intendente que nos represente, la última fue Lourdes. Ya perdimos la esencia”