Editorial
Sin miedo al peso del poder
Una vez más asistimos a la política que tanto seduce al poder municipal: la pelea.
Para esa pelea hemos sido elegidos una vez más.
Pero para pelear son necesarios dos contendientes.
Nosotros ejercemos una profesión que es dura, crítica y no exenta de riesgos personales. Lo sabemos de un principio y no le tenemos miedo al peso del poder.
Una historia de más de cien años nos ha enseñado ya donde terminan las actitudes patoteras y lejos de los principios democráticos.
Todo medio periodístico está amparado constitucionalmente para el ejercicio de la profesión, a través del derecho a la libertad de expresión y sabe como actúa muchas veces el poder de turno.
En el caso actual sabemos que su política se basa en la pelea, en llevar adelante el enojo como si estar enojado fuese una virtud.
Como si se ignorara que el poder está siempre expuesto a la crítica, a la mirada pública que juzga, acepta o rechaza su modo de acción y las políticas llevadas a cabo.
Gracias a Dios estamos en democracia y si bien el sistema nos permite elegir a nuestros gobernantes. Mucho más nos permite ejercer nuestros derechos y por ello hace muchos años ejercemos la labor periodística.
Hemos recibido críticas y por supuesto las aceptamos de buen grado.
El problema estriba cuando el ataque proviene del poder de turno y va cargado de un enojo que, como siempre sucede con el enojo, sale a la superficie cuando la razón no asiste.
El actual Intendente municipal ha ocupado los más altos cargos dentro de la Policía de la Provincia. Es un hombre que ha logrado su título de abogado, ha sido electo por los chivilcoyanos en dos oportunidades y hoy se esfuerza para seguir ejerciendo el poder municipal.
Solamente que él cree que ese ejercicio viene con el privilegio incluido que todos tenemos la obligación de ser aplaudidores de sus decisiones… y la democracia no funciona así.
Tendría que repasar sus libros de las materias que enseñan el Derecho Constitucional para saber y respetar las críticas públicas, hechas a la luz del día. A veces sentimos que el poder no cambia a la gente, la muestra de verdad, tal cuan son, en su cruda realidad.
La Dirección