Opinión / por Luis E. Rositto
Al mundo le falta un tornillo
Tal es el título del viejo tango, cuya letra pertenece a Enrique Cadícamo, correspondiendo la música a José M. Aguilar, uno de los tres sobrevivientes que iban con Gardel, cuando el accidente de Medellín. El tema está dedicado “Al celebrado dúo Gardel-Razzano con aprecio” por los autores. La canción se refiere a la crisis de la década del ‘30 cuando en Nueva York quebró la bolsa de Wall Street, y afectó a todos los países latinoamericanos.
Hoy, que nos afecta otro quiebre, más profundo y visceral, por supuesto, también con connotaciones económicas, pero que reconoce su numen en el odio irreconciliable que divide a nuestra sociedad. Todos sabemos, -aunque nos hagamos los boludos-, que ese odio viene de lejos, pero la vida moderna, en su entramado de redes –sociales y de las otras- solo ha servido de plataforma para el lanzamiento de algunos mascarones de proa con ambición de políticos, y para cuantificar y justificar el odio y la mentira como caminos, ¿apoyados? por una sociedad angustiada que los replica sin darse cuenta siquiera que sólo se está pegando un tiro en el pie.
Todos sabemos que el odio y la razón se llevan a las piñas. Es muy difícil, diría imposible, para cualquiera transformar la realidad. Por lo menos esta realidad que se confunde con la que nos contaron, nos cuentan y nos contarán mientras el odio siga siendo el factor preponderante de una sociedad en crisis.
Al mundo le falta un tornillo
Todo el mundo está en la estufa
Triste, amargao y sin garufa
Melancólico y cortado.
Se acabaron los robustos
Si hasta yo, que daba gusto
¡cuatro kilos he bajado!
Hoy no hay guita ni de asalto
Y el puchero está tan alto
Que hay que usar el trampolín.
Si habrá crisis, bronca y hambre
Que el que compra diez de fiambre
Hoy se morfa hasta el piolín.
Hoy se vive de prepo
Y se duerme apurado
Y la chiva hasta a Cristo
Se la han afeitao.
Hoy se lleva a empeñar
Al amigo más fiel.
Nadie invita a morfar
Todo el mundo en el riel.
Al mundo le falta un tornillo
Que venga un mecánico
Pa' ver si lo puede arreglar.
¿Qué sucede?... ¡mama mía!
Se cayó la estantería
O San Pedro abrió el portón.
La creación anda a las piñas
Y de pura arrebatiña
Apoliya sin colchón.
El ladrón es hoy decente
A la fuerza se ha hecho gente
Ya no encuentra a quién robar.
Y el honrao se ha vuelto chorro
Porque en su fiebre de ahorro
Él se "afana" por guardar.
Al mundo le falta un tornillo
Que venga un mecánico
A ver si lo puede arreglar.