Libertad impune

Aparentemente, la libertad, es uno de los capitales políticos, sociales y culturales más beneficiosos. Sólo con evocar la historia tiránica y criminal que tomó por asalto la última dictadura militar, sería suficiente.

Pero la libertad tiene a su vez reglas. La aparente ilusión de actuar sin límites, choca con el conjunto de normas, leyes y costumbres explícitas o implícitas de toda sociedad.

Pero hay gente que se ufana, literalmente, creyendo que sus palabras pueden gozar de toda impunidad.

La semana pasada el diputado nacional de Avanza Libertad, José Luis Espert, realizó un polémico video en su cuenta de Instagram donde afirmó que hay que "encarcelar" o "meterle bala" a los mapuches de la Patagonia Argentina.

Resulta incomprensible cómo un ser humano del siglo 21 pueda predicar cacerías humanas a conciudadanos. Es inadmisible que un diputado nacional invite a un genocidio contra aquellos seres que se vieron colonizados, avasallados, despojados y aniquilados desde la invasión europea del siglo 15.

Los pocos pueblos originarios que aún quedan reclaman sus tierras y áreas productivas a contrapelo de terratenientes (muchas veces foráneos) que limitan sus lagos y bosques nativos.

Pero este tipo Espert quiere meterles “bala”. Más allá de lo vomitivo (y hasta ilegal por apología de delito) de los dichos de este diputado, me asombra la actitud de algunos medios de comunicación e instituciones como el Centro Comercial e Industrial de Chivilcoy que lo cobija para dar una charla.

¿No hay acaso referentes más potables, capaces y humanos para pensar nuestra relación entre economía, política y sociedad? ¿Hay que darle espacio a todos sin distinción? ¿La libertad implica que todos podamos decir cualquier cosa y que nuestras instituciones amparen todos los puntos de vista sin importar las consecuencias?

A veces pienso que hay una competencia para ver quien es más abyecto y desalmado en el concierto violento de antivalores comunitarios.

Seguimos pensando.