Opinión

Del dicho al hecho…

domingo, 6 de febrero de 2022 · 08:00

Una vez más, la juventud no se calla y se levanta contra falsos discursos de inclusión que no coinciden con la práctica.

El jueves se generó una gran polémica en “Twitter Chivilcoy” a raíz de la reflexión de una usuaria sobre una nota periodística de una tienda de ropa, en donde se hacía foco en la importancia de la inclusión, la diversidad y la aceptación de todos los tipos de cuerpos. La joven que se sintió ofuscada por el contenido del artículo escribió: “cómo les da la cara de sacar una nota y decir ‘no todas somos Barbies’ y cuando entrás al local te miran de arriba abajo sobrándote, y haciéndote sentir la peor”.

Este tuit, lejos de perderse en la enorme marea discursiva de esta red social, recibió casi 250 “me gusta”, pero, además, se armó sin querer un hilo con más de 30 testimonios de chicas de entre 20 y 30 años que relataron experiencias desagradables y de discriminación sufridas en el lugar. Transcribo sólo algunos de ellos:

* “literal es al único negocio de ropa en Chivilcoy que evito entrar porque una p--- ir a comprar y que te miren y hablen mal, te persigan como si te vas a robar algo y te vendan ropa que se descose a la primer puesta”

* “Y cuando vas las tenés encima tuyo como si te irías a robar algo. Súper incómodo”.

* “no necesitas ver más que su vidriera para ver su doble discurso los maniquíes hegemónicos con la ropa de última moda y los gordos con el mismo jean chupin de siempre y la remera 3 tallas más grandes, porque claro una gorda no puede usar top y falda”

* “Me encanta porque en algunos de los locales de acá si sos gordita o tenés tetas no te entra nada”.

* “Cuando sin nombrar al local, Todas sabemos de cual hablamos, todas tenemos ejemplos o experiencias nefastas. Atención al cliente y empatía -1000”

El resto de los comentarios están aún disponibles para la lectura de cualquier persona que entre en Twitter. Pero la cosa no termina acá. El asunto escaló y Gonzalo Ábalos, tuitero que se hizo famoso en Chivilcoy por hacer debates de candidatos durante las últimas elecciones, armó un nuevo space (que sería algo similar a un programa de radio) en donde se engancharon 150 personas; algunas sólo escucharon, otras brindaron sus testimonios y aportaron información. El evento duró más de dos horas y además de “desenmascarar” a quienes hacen uso de los discursos feministas y de inclusión con fines meramente publicitarios, se tocó también el tema de la ley de talles. La misma está regulada pero no implementada, ya que aún se están haciendo los estudios antropométricos que definirán las medidas reales de los cuerpos en el país, dado que, hasta el momento, la industria de la moda se rige con medidas europeas. También se busca que los talles coincidan en todas las marcas de fabricantes argentinos, es decir, que un talle 28 no varíe de una marca a otra, sino que sea el mismo para un jean que se adquiera en Jujuy o en Tierra del Fuego, y en la misma línea, eliminar el polémico “talle único”.

Por su parte, Rosario Galland, activista XL opinó también sobre el tema y dijo lo siguiente “no puedo mirar para otro lado cuando hay pibas que salen llorando de ese local o se enteran que las mismas vendedoras que dan una nota hablando de diversidad de talles se burlan de sus clientas cuando ellas se van. No es el fin cancelar a nadie, pero sí es importante hablar y tener en claro que aún queda mucho por hacer y como sociedad no podemos permitir el destrato y burla de muchos comerciantes. Si alguna vez te maltrataron en algún comercio u opinaron sobre tu cuerpo sin tu opinión, anímate y ponelo en palabras”, concluyó.

Para muchas personas lo que ocurre en redes sociales carece de importancia, pero para las generaciones más jóvenes es la forma casi por antonomasia de expresarse, interactuar y compartir experiencias. Un hecho como este lo dejó nuevamente comprobado.

Por otro lado, coincido con Rosario sobre el tema de la cancelación, no tengo una postura definida en general, pero sí espero que quienes se vean interpeladas e interpelados por estas líneas pidan las disculpas necesarias y cambien su actitud, si es que así lo sienten. El camino de la deconstrucción no es fácil, pero lo importante es que sea honesto.

Que esta experiencia sirva para crecer, mejorar y poner los frenos que hagan falta para que se dejen de juzgar los cuerpos ajenos. Demostremos con hechos lo que predicamos con palabras.

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