No resignarse a un país, sin presente ni futuro…

Hoy, más que nunca, no debemos resignarnos, de un modo paciente, silencioso y conformista, a una Argentina del penoso drama y el eterno y fatal círculo vicioso del siempre lo mismo y el más de lo mismo, donde no cambia nada, jamás pasa nada, todo queda judicialmente, en la nada, siempre se habla mucho de lo mismo, todo resulta igual, todo da lo mismo y, todo termina, patética e inexorablemente siendo, siempre lo mismo y más de lo mismo… No podemos aguardar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo, y para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo…

Hoy, más que nunca, no debemos resignarnos a la Argentina que, nivela e iguala hacia abajo, con ignorancia, analfabetismo, marginación social, pavada, frivolidad y miseria…

Hoy, más que nunca, no debemos resignarnos a un país, donde ganan los chantas y los chorros, pero pierden, se empobrecen, se perjudican y se funden, los giles y laburantes, y las personas buenas, nobles y honradas, que trabajan, luchan y abonan sus impuestos y obligaciones tributarias…

Hoy, más que nunca, no debemos resignarnos a un país vacío de contenido, que carece de presente y de futuro, e infortunadamente, no nos conduce a ninguna, ninguna parte…

Hoy, más que nunca, no debemos resignarnos a las constantes y reiteradas cortinas de humo, que día tras día, distraen, confunden, entretienen, envuelven y engrupen a la gilada, mientras van transcurriendo el tiempo y el curso de los años, y no cambia nunca nada, pues allí residen, fundamentalmente, la gran estrategia y el principal propósito u objetivo de los chantas, a fin de mantener y conservar intactos, sus prebendas, privilegios y beneficios: Qué jamás cambie nada, y todo siempre siga igual o peor de lo que está… Clásico y puro Gatopardismo: “Hay que cambiarlo todo, para que nada cambie”.

Hoy, más que nunca, no debemos resignarnos, triste y mansamente, a una Argentina del siempre lo mismo y del más de lo mismo; sino, por el contrario, pensar en un porvenir luminoso y, en ese feliz y esperanzado camino de los principios y valores, el sentido ético, la conciencia moral, la verdad, la justicia, la honestidad, la decencia, la educación y la enseñanza y, la sagrada y sublime cultura del trabajo...

Hoy, más que nunca, no debemos quedar atrapados, en una actitud de vana, inútil, escéptica y pasiva resignación conformista, a la que nos condenan, irremisiblemente, los chantas de siempre, en único y absoluto provecho propio, para que no cambie nada, y todo siempre siga igual o peor de lo que está…

Hoy, más que nunca, lejos de la resignación y el conformismo, soñemos una Argentina de proyectos, iniciativas, progreso, crecimiento, desarrollo, fe, ilusiones, euforia, optimismo, honestidad, decencia y esperanza… Una Argentina, digna de ser amada, disfrutada y vivida… De nuestra sociedad depende, de nuestra sociedad, depende… Qué los chantas no nos sigan engrupiendo o engañando, con densas cortinas de humo, cartón pintado y espejitos de colores…

Ya no te resignes, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Hoy, che, flaco, te bato con ternura, / este posta chamuyo – fiel realismo -: / Ya no te resignes al pesimismo, / el balurdo y la fiera mishiadura. / Ya no te resignes a la amargura, / y al mistongo y fatal siempre lo mismo, / de un país, sin debute patriotismo, / donde pierde el otario que labura… / Ya no te resignes a la injusticia, / el verso y el bajón – triste noticia -, / los chantunes, la lunga desconfianza… / Y sin chorros que afanen la Argentina, / soñá entonces, chabón, otra matina / con un sol bien pulenta, de esperanza.