Basta de hacer la plancha

Los Concejos Deliberantes locales pueden ser una gran plataforma para promover desarrollo. Sólo hace falta algo así como amor al prójimo, cierto inconformismo y un alto grado de creatividad social.

Las sesiones en donde sólo se tratan irrisorios temas administrativos es una afrenta a nuestros sueños públicos.

¿Acaso no hacen falta proyectos que creen dispositivos de promoción de la lectura? ¿Ya tenemos entre todos la conciencia vial suficiente que nos proteja de incidentes todos los días? ¿Los jóvenes que desertan del sistema educativo, ya tienen un sistema de formación alternativo para insertarse con confianza en nuestra comunidad productiva? ¿El acceso a los bienes culturales está presente en cada barrio periférico de nuestra aldea? ¿Podríamos acaso inventar algún taller de solidaridad para niños de la mano de nuestros amados y respetados Bomberos Voluntarios? ¿Ya existe una huerta orgánica pública en cada barriada chivilcoyana? ¿Y concursos de video con el celular sobre temáticas ambientales? ¿Tenemos ya una radio municipal para que el Concejo Deliberante garantice la difusión multicultural de nuestro crisol cosmopolita? ¿Acaso tenemos un plan de educación tributaria para que cada chivilcoyano asuma el valor cívico de contribuir al Estado compartido? ¿Y una política pública moderna y eficaz para contener la proliferación de mascotas abandonadas? ¿Ya somos una sociedad evolucionada en la separación de residuos, el consumo de envases nobles y la reutilización cotidiana? ¿Todo joven que quiera emprender la fabricación de algún producto o servicio local tiene allanado y protegido el camino?

Es increíble que las sesiones duren escasos 15 minutos y sirvan únicamente para alguna que otra minucia de escaso valor humano.

Ojalá más y mejores ciudadanos quieran ocupar bancas en las próximas elecciones, me resisto a creer que este es el statu quo general de una ciudad tan querida.

Seguimos pensando.