Opinión

¿Quién es el responsable?

La peor pandemia es el hombre.
domingo, 9 de enero de 2022 · 01:49

Frente a una ola absolutamente previsible de contagios en nuestra ciudad, donde estamos expuestos todos los vecinos y la preocupación del increscendo se advierte cotidianamente, donde ya algunas medidas, serían ridículas y tardías, deberíamos reflexionar algunas cuestiones. Todos sabíamos que la apertura de los aforos iba a traer consecuencias, nadie en sus cabales podía creer lo contrario si ya teníamos el diagnóstico y mapa de lo que ocurría y ocurre en otros puntos del planeta, porque la pandemia no ha terminado, el virus sigue contagiando y permaneciendo y seguirá si no dejamos la construcción de relatos y traslado de responsabilidades según sea el costo político a pagar, porque mal que nos pese las decisiones son primero políticas y después sanitarias.

Nadie, salvo quien peque de ingenuidad, podía creer que luego de reuniones sociales “absolutamente extra-limitadas” (como las que estamos viendo se dan en la Costa Atlántica) no íbamos a tener esta contundente realidad, y no seamos injustos con los jóvenes únicamente, hubo adultos (padres, autoridades, comerciantes) que decidieron este presente y a quien le quepa el sayo que se lo ponga, y las dos fiestas masivas previas a esta ola de contagios fueron la primordial causa, no se puede tapar el sol con la mano. Y arrojó la cruda realidad que hoy tenemos, respecto a cómo una gran porción de la población se manejó con este virus, saltaron a la luz las irresponsabilidades de no haberse vacunado, de no haber completado las dosis en algunos casos, de no tener la suficiente empatía para evitar volver a ponernos en peligro a quienes sí hemos decidido respetar al otro: vacunándonos, siguiendo con el uso del barbijo, respetando la distancia social, y cuanta cosa sencilla y razonable que esté a nuestro alcance, por la humana razón de querer estar sanos, libres de cualquier riesgo. Muy bien, entonces ¿Qué pasó? ¿Quién es el responsable de este pico de contagios?

Las responsabilidades son compartidas y multicausales: falta de empatía, falta de decisiones políticas, falta de coraje frente al poder del dinero, falta de sentido de la realidad, pero fundamentalmente falta de previsibilidad y eso sólo lo tienen los capaces, los capaces preveen y accionan y los incapaces echan culpas y paralizan. Bien, ahora debemos saber y tenemos el derecho de conocer qué se hizo para evitar esta ola ante esos eventos, ¿qué medidas se tomaron? ¿Quién controló el aforo? ¿qué documentación respaldatoria y comprobable se puede tener si realmente cada unos de esos participantes tenían el pase sanitario exigible o estaban en condiciones sanitarias de ingresar? ¿cuántos participaron fidedignamente? ¿4000, 6000, 8000? ¿cuántos?

Merecemos conocer la verdad, merecemos que nos digan la verdad, porque todos hemos resignado algo frente al flagelo, entonces no es justo que nos mientan, cueste a quien le cueste y caiga quien tenga que caer, porque la realidad indica que los controles fueron un contundente fracaso, porque ya es vox populi que se realizarían dos fiestas más antes de fin de enero, entonces merecemos saber la verdad.

No es posible esta cortina de silencio ante el disparador de los contagios, no es posible que no se diga absolutamente nada, no nos merecemos esta falta de respeto como ciudadanos. A los empresarios les debemos exigir empatía y responsabilidad sanitaria, porque seguimos en pandemia, porque no hemos terminado, claro está, 6 o 7 millones de pesos de ganancia en una noche no valen una vida, no valen poner en peligro el sistema de salud, no valen nada, solo es dinero. A los jovenes les pido que reflexionen y nos cuiden a quienes ya dependemos de la mano del otro, a los padres le exijo autoridad (autoridad no es un termino represivo) para que podamos evitar este desmadre innecesario. A los libertarios antivacunas les pido que se llamen a silencio, porque la imbecibilidad no tiene cura, esta pandemia si. Y el último párrafo será una breve Carta Abierta al señor Intendente Municipal:

Señor Intendente Municipal:

El 19 de marzo de 2020 le escribí una carta abierta dónde expresaba, entre otras cosas: “Usted es el jefe comunal y debe saber que estamos a su entera disposición”… aún en las discrepancias y diferencias insalvables sigo creyendo lo mismo que expresara en aquella carta. Hoy le vuelvo a pedir lo mismo, que nos cuide. Usted tiene las facultades constitucionales para hacerlo, independientemente lo que diga el gobierno nacional y provincial, usted tiene las facultades para decir qué se puede hacer o no en nuestra localidad, claro está en esta todavía situación extraordinaria. No es posible que al día de la fecha no podamos saber la cantidad real de participantes a esos eventos, como así tampoco poder constatar la concreta rutina de control, porque, evidentemente, señor Intendente y como dije con antelación, todo fue un fracaso. Solo me pregunto ¿por qué? Y como vecino, conciudadano o enemigo, ponga el mote que mas le plazca, le pido la información real, sino es negligencia, además para evitar seguir escuchando los rumores de la vista gorda, me imagino que deberá tener mi misma información. Por ello y para poder planificar, sobre todo quienes queremos volver a nuestras antiguas rutinas (hace dos años tengo frenado mi nuevo unipersonal) es que necesitamos datos. ¿Para cuantas personas están habilitadas esas fiestas? ¿4000, 3000, 2000? ¿Cómo sabremos si había 3999 o 4001? ¿Dónde se consigue esa información? Porque no es contra nadie, sino es a favor de todos. Vuelvo a apelar al criterio racional de su responsabilidad de velar por nuestro bienestar general como chivilcoyanos, sólo espero que no vuelva a pesar la codicia de un par de empresarios por encima de la salud de todos sus vecinos. Lo saludo cordialmente”.

Sin lugar a dudas, la peor pandemia es el hombre.

Pablo Poggi

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