Opinión
Si comen como elefantes……
El presupuesto aprobado por el Concejo Deliberante para Chivilcoy es mayor que el de la ciudad de Junín, que posee, aproximadamente, un 40% más de población.Unos días antes de que el año 2021 culminara, desde el Ejecutivo municipal se envió al Concejo Deliberante para su tratamiento, el presupuesto para este 2022 por la suma de 4.200.000.000 de pesos. Los recursos para enfrentar semejante gasto provienen, según palabras del propio Intendente, casi en partes iguales, de la recaudación por tasas propias y la coparticipación provincial.
El proyecto enviado propone un aumento en las tasas actuales del 50 % aplicable en dos tramos de 35 y 15 por ciento respectivamente y la creación de una nueva tasa para el mantenimiento del cementerio que este año vuelve a manos del municipio.
Las medidas generaron duros cuestionamientos desde el bloque de Juntos por el Cambio argumentando entre otras cosas, que “el cambio en los impuestos, en las tasas y en los derechos es una atribución del poder legislativo” y las respuestas de los funcionarios municipales y del propio intendente no se hicieron esperar, tratando de justificar las medidas anunciadas y descalificando las opiniones contrarias al proyecto.
Todos sabemos que hay tres formas de que un presupuesto cierre equilibrado, una es aumentando ingresos, otra es reduciendo gastos y la tercera es tratar de hacer ambas cosas simultáneamente.
Desde una posición de poder, cuando uno caza en el zoológico, siempre la solución pasa por el camino más fácil. En las empresas privadas monopólicas y en el estado, ese camino es aumentar ingresos. Hacer que el extenuado ciudadano pague más, aumentado las tasas existentes y/o creando nuevas, como acaba de ocurrir con el nuevo presupuesto aprobado por el Concejo Deliberante.
El camino difícil, el que creo es el correcto, el que a los funcionarios siempre les ha costado elegir, por los costos políticos que implican, es hacer eficiente al estado, es el de gestionar mejor, no hacer clientelismo con los dineros públicos y asignar mejor los recursos humanos existentes para desahogar a la actividad privada, única generadora de empleo productivo y castigada brutalmente por la pandemia, la recesión, la inflación, la inseguridad, los impuestos nacionales, provinciales y municipales, la burocracia, la prohibición de despedir, la doble indemnización, el estado de los caminos, los peajes, la VTV, las multas, y una enorme transferencia de recursos hacia un estado improductivo y sobredimensionado.
La municipalidad de Chivilcoy aumentó su nómina salarial, entre enero del 2018 y diciembre del 2020 en 222 empleados nuevos, según se publica de forma impecable en su página web. No hay datos publicados de los años anteriores.
En sólo tres años, dos de ellos en pandemia, Chivilcoy se dio el lujo de tomar 222 nuevos empleados y, de tener en el año 2016 un presupuesto 25% inferior al de Junín, pasó a tener uno un 3 % superior para el próximo año.
Seguimos agrandando un estado bobo, que no genera ningún recurso genuino, a costa de maltratar a los ciudadanos comunes que tributan, a los emprendedores, comerciantes y pymes que día a día hacen un tremendo esfuerzo para mantener sus negocios abiertos, esperando que la situación económica algún día cambie y que la pandemia se termine de una vez.
El secretario de Hacienda tuvo, en la última conferencia del año, una expresión muy graciosa tratando de apoyar su teoría sobre el cementerio y dijo: “Si comemos como elefantes… pongamos algo también”, refiriéndose al estado en que se encuentran los nichos gestionados por Visión y San Nicolás. Aunque nobleza obliga, también reconoció que la parte que le corresponde mantener a la Municipalidad tampoco están en buenas condiciones.
La expresión también podría utilizarse para el Municipio, que con un exorbitante presupuesto de 4.200 millones de pesos, mayor aún que el de Junín, podrían seguir cuidando el Cementerio, como se hizo durante décadas, sin tener que crear una nueva tasa que otra vez recaiga sobre las espaldas del ya extenuado contribuyente.