Opinión
Florencio Randazzo: un camino a la Casa Rosada
Florencio Randazzo se dirige a septiembre para jugar el clásico mayor de la política nacional: el sillón de Rivadavia.Ya hubo elecciones en las provincias de Jujuy y de Misiones. Y las primeras conclusiones a las que podemos arribar son: 1.- En ambas ganaron los actuales oficialismos o sea los gobernadores, 2.- Sólo votó el 60% del total de personas habilitadas, 3.- ¿El 40% que no votó estará de acuerdo o en desacuerdo con el resultado y con los políticos que los representan? y 4.- Para las elecciones nacionales de septiembre de 2021 el padrón será de 34 millones de electores.
Haciendo un promedio de los antecedentes provinciales de participación en Jujuy y Misiones sólo votarían 20.400.000 personas en las elecciones de septiembre.
Y hacia el mes de septiembre se dirige Florencio Randazzo para jugar el clásico mayor de la política nacional: el sillón de Rivadavia.
Dentro del Partido Justicialista ganó muchas, entre ellas las elecciones de 2001 derrotando al oficialismo municipal de ese momento e inmediatamente las elecciones de 2003 donde su candidato para la comuna, Ariel Franetovich, logró ganar por una exigua diferencia.
A partir de ahí vinieron sus cargos en la provincia y en la Nación con los cuales fue creciendo su fama por las cosas que conseguía, Florencio, para su Chivilcoy. Fue un generador importantísimo para las elecciones de 2007 donde fue prácticamente plebiscitado por la Ciudad de Chivilcoy obteniendo el 73% de los votos para la reelección de Ariel.
Continuó trabajando dentro del gobierno kirchnerista hasta el final de 2015, donde la prohibición de ser precandidato a presidente lo enojó como para empezar un camino diferente a partir de 2016.
En 2017 fue como candidato a senador nacional por la provincia de Buenos Aires en contra de Cambiemos y en contra de Cristina obteniendo el 5% de los votos; aunque su Chivilcoy le dio la satisfacción del triunfo local.
Hoy se abre una instancia única, Florencio más allá de su candidatura para diputado, ha hecho declaraciones como quien es un candidato a presidente: “Vuelvo porque siento que Argentina no puede resolver problemas que son endémicos. Eso es lo que lo me mueve, lo que me motiva a participar y a convocar a otros actores, a todos aquellos que sueñan con una Argentina con ascenso social, con trabajo, con educación. Eso me mueve. Ninguna otra cosa.”
Aclara que no es una “tercera vía” sino otro camino. Porque los últimos 20 años que protagonizaron las dos fuerzas políticas, los resultados fueron los mismos: desocupación, menos servicios de calidad, más pobreza.
Cree que hay una enorme posibilidad para que la gente crea en él y lo acompañe con el voto. Piensa que él dará lo que el País necesita: sentido común, racionalidad y empatía, cosa que se ha perdido en la política. Cree que se necesita un proceso de transformación o vamos a seguir agudizando los problemas.
No se arrepiente de haber acompañado a Alberto Fernández en 2019 porque lo hizo con la esperanza y los sueños que tenían la mayoría de los argentinos.
Piensa que para un político lo más difícil es saber cuándo debe retirarse y lo resume en un dicho de los chinos “cuando pase el mediodía no hay quien pare la caída del sol”.
En 1982 asistí al lanzamiento de la que terminaría siendo la fórmula presidencial en el Luna Park (Raúl Alfonsín -Víctor Martínez) en compañía de cuatro amigos: Luis, Pirincho, Ricardo y Juanino. El lema que convocaba era un afiche con la imagen de Alfonsín y una pequeña leyenda que rezaba: “La esperanza en marcha”. Florencio me la hizo recordar, quizás porque fue un momento especial de mi vida.
Hoy quizás las nuevas generaciones tengan que asistir al nacimiento de una convocatoria para que, como él dice, dejemos atrás el atraso, apostemos a la educación y al ascenso social a partir del trabajo, dejando la idea de que los planes sociales sean una asistencia permanente.
El País será quien determine si un chivilcoyano se convierte en presidente a partir del año 2023.
Tomando la frase china que recuerda Florencio, es bueno rememorar a Deng Xiaping (líder supremo de China en los años 1978/ 1989) durante su gira de inspección se reanudaron y reforzaron la implementación de su programa “Reforma y Apertura” pidiendo que aquellos que no aplicaran las reformas fuesen destituidos, Deng deseaba el desarrollo económico dentro de los próximos veinte años. Sabía que no importaba que las empresas sean estatales o privadas lo que importaba era que sean eficientes y produzcan bienes.
Tenía claro el precepto chino: No importa que el gato sea blanco, negro, marrón o de otra tonalidad. Lo que importa en un gato, es que pueda cazar ratones.