Vergüenza ajena. ¿Cómo mirará Bruno a sus colegas agotados, si sólo piensa en el 2023?

En un mundo azotado por una pandemia sin precedentes y mientras nuestro país está atravesando la segunda ola de una enfermedad que, en nuestra ciudad, ha sido padecida por más de 7.750 personas y se ha cobrado más de 200 vidas, la mañana del sábado, los chivilcoyanos, nos despertamos con una nota que a simple vista parece ser un chiste de mal gusto, una nota que no puede provocarnos otra cosa que no sea vergüenza ajena.

Hoy, con casi 500 vecinos transitando una enfermedad que puede costarles la vida, mientras los comerciantes no saben si van a poder seguir abriendo sus negocios, con actividades que aún continúan prohibidas, con trabajadores autónomos, changarines, personas dedicadas al servicio doméstico que viven con la incertidumbre de saber si van a poder trabajar los días suficientes para darle de comer a sus hijos, en una ciudad con escuelas y guarderías cerradas, un médico chivilcoyano nos cuenta que “el objetivo es que el Frente de Todos tiene que gobernar Chivilcoy en el 2023”.

Hoy, con cientos de vecinos esperando poder vacunarse con la esperanza de que sus vidas dejen de estar en peligro, con trabajadores que arriesgan su vida diariamente sin vacunarse, con familias luchando por obtener una vacuna para sus hijos menores que poseen patologías de riesgo, el médico con el sueldo básico más alto de todo nuestro sistema público de salud, que debería estar cumpliendo 42 horas semanales en el hospital como Jefe de Departamento de Cardiología pero no lo hace, nos manifiesta que estuvo en una reunión hablando de sus “expectativas”.

Hoy, con el personal de salud agotado que viene trabajando sin descanso desde hace más de un año, ese mismo médico que conserva un cargo en un organismo nacional por el que viene cobrando hace años, incluso durante los cuatro años de su tan denostada gestión macrista, un cargo que quizás debiéramos evaluar si no es incompatible con la dedicación exclusiva que se supone debe tener un jefe de departamento, nos cuenta sin sonrojarse que viene “trabajando de manera solapada porque obviamente, la pandemia condicionó mucho la actividad política”.

Y aunque hace unos días, nuestro intendente, dijo una frase que creo que se aplica perfectamente a esta situación y es que “cuando el adversario se equivoca, no hay que molestarlo”, me permito escribir estas líneas haciéndome una serie de preguntas que seguramente muchos chivilcoyanos también se hacen: ¿cómo pueden, él y sus compañeros de foto, aparecer como randazzistas que se van con Massa, cuando todo Chivilcoy sabe qué hace 2 años están sometidos a la Cámpora?, ¿Cómo, el mismo que se mostraba preocupado en “quedarse con la torta” (aunque aún no entiendo exactamente qué significa) hoy nos dice que “los movimientos están por encima de las personas”?, ¿Con qué cara va a compartir actividades, proyectos o hasta una lista con Sergio Massa, alguien a quien criticó duramente cuando se encontraban en veredas separadas? y, entre muchas otras, la pregunta que creo que es la más importante de todas: ¿cómo va a poder recorrer los pasillos del Hospital Municipal el lunes (o cuando sea que se presente a trabajar) y mirar a los ojos a sus compañeros, cansados, con miedo, con angustia y que ahora saben que su única preocupación es definir las candidaturas para unas elecciones que serán dentro de dos años?

Como siempre decía Perón y me enseñaron en mi casa, “La única verdad es la realidad” y esta realidad, hoy me avergüenza.