Opinión

Mejor hacer y realizar

domingo, 2 de mayo de 2021 · 09:18

Entre tantas cosas dichas en Argentina sobre cómo comportarnos en esta pandemia que nos azota, hay una única y principal medida que llevará a la solución, no solo a nuestro país, sino al mundo: Vacunarse. Y es de lo que más se ha desinformado, prometido, mentido y politizado incluyendo un tema de trascendente importancia científica y para la Salud Pública, en política de bajo nivel y escaza honradez para proteger al pueblo. Y en Argentina la mayoría amplia del pueblo no está vacunada a un tiempo del año en que lo prometido a noviembre de 2020 está muy lejos de completarse. Y aquí los tiempos significaron y significan vidas a diario. Porque todas las conjeturas de tipos y formas de cuarentena, tipos de restricciones y otras medidas, se resumen solo en esto: No se vacunó al pueblo en tiempo y forma, estando solo alrededor de un cuatro por ciento del total de habitantes y, dentro de ellos, la mayoría solo recibió  la primer dosis. Resulta agobiante e indignante que ante esta realidad encima se dibujen logros con propaganda política. Incluso quienes – con razón desde la teoría nunca visto en la práctica – han pregonado la buena “distribución de la riqueza”, hoy monopolizaron las pocas e insuficientes vacunas para distribuirlas preponderantemente entre sus militantes y funcionaros, sin seguir una correcta estrategia que debió dirigirse entre personal esencial de salud, educación, seguridad, vulnerables por enfermedades previas de todas las edades y ancianos. Al punto que “en las sombras”, como se diagramaban los “golpes de estado”, se decidió y señaló quien se vacunaba primero y quien todavía debe esperar. Pero nada es al azar. Esas tropas militantes vacunadas son las que transitarán las calles en los tiempos electorales muy próximos, y los que compondrán  las mesas en las elecciones. Es temible y un horror un diseño de Salud Pública donde a la vista de todos esto estuvo y está ocurriendo. Y a no engañarse, el tiempo es vital, no es lo mismo terminar la vacunación ahora que en junio o julio. Los anticuerpos tardan unos veinte días en aparecer, y ya estamos en pleno brote. Es por eso que no nos queda otra que el aislamiento, por la mala gestión en salud del gobierno.

Y el pueblo mansamente se entrega en una espera incierta, donde los números de las vacunas que debían estar no están, donde no se sabe cuál vacuna y de cual laboratorio podrán aplicarte y, tampoco se respeta el derecho a saber: Como se gestionó y se gestiona la compra y llegada de vacunas, cuáles fueron los inconvenientes que llevaron a este incumplimiento y porqué hay tantas dudas en la estrategia de vacunación y la corrupción en la distribución. Solo sabemos que Ginés, ministro de salud anterior, tuvo que salir por la ventana. Pero no es solo una anécdota. Se eligió arbitrariamente e indignamente quién tenía más derecho a vacunarse y vivir que muchos de los que murieron y mueren a diario. Como la lucha por los botes en el Titánic. Olvídese, Kristinismo y Camporismo no son peronismo. Es vergonzoso que este sector político se haya camuflado y apoderado con engaños, mentiras y corruptas actitudes, de una estructura fundada por Juan Perón y Eva Duarte, quienes pensaron en una “Nueva Argentina” donde se pidió que “Cada argentino debe producir al menos lo que consume”, “De la casa al trabajo y del trabajo a la casa” y, ante tantas mentiras y cambios en la letra actual de los discursos, dichos y contradichos dentro del mismo espacio gobernante, cuando la salud de todo el pueblo está en juego, vale recordar otra vez a Juan Perón en  esta triste realidad del manejo arbitrario de vacunas: “Mejor que decir es hacer y mejor que prometer realizar”.

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