Opinión
“A Lucio lo matamos todos”
Por Julio A HerscovichNunca pensé que iba a atreverme a opinar sobre un tema que no fuera relacionado con mi actividad profesional, pero la muerte de Lucio Dupuy y las circunstancias alrededor de la misma, me conmovieron y me motivaron a escribir estas líneas y volcar en ellas la más profunda indignación por la cadena de desidia e indiferencia, por darle un adjetivo condescendiente, a la pasividad donde jueces, abogados, médicos, policías, ciudadanos que observaron el desenlace de un muerte anunciada.
¿Qué nos pasa como sociedad? ¿dónde sus ciudadanos, cualquiera sea su responsabilidad, desde la Jueza de Menores otorgó la tenencia a su madre y la mantuvo, pese a las denuncias de maltrato físico y psicológico que sufría el niño?, ¿dónde estaban los psicólogos que no evaluaron el perfil psicópata de su madre y de su pareja, cuando nos enteramos que sufrió abusos sexuales, los médicos que lo asistieron en numerosas oportunidades a guardia por golpes, quemaduras y fracturas y no denunciaban a la policía o a la justicia estos hechos, teniendo la obligación de hacerlo, la Policía provincial, que concurrió al domicilio por denuncias de los vecinos y no hacían ni siquiera un acta?.
Salimos a la calle cuando nos confiscan el dinero, a llorar el entierro de un ídolo deportivo, a marchar por reclamos sectoriales, pero la muerte de un niño de 5 años, solo merece su mención morbosa en las notas de policiales y ninguna reflexión, autocritica o sanción, si corresponde, a la cadena de funcionarios públicos que intervinieron y podían haber evitado, con empatía, solidaridad o con solo cumplir con su deber esta muerte absurda y tal vez, tal vez, solo reciban una sanción administrativa y se retiren con una jubilación generosa y disfruten de sus hijos y nietos, mientras un familia paterna se desgarro.
Asistimos a una muerte evitable con una sociedad, o una parte de ella, la mayoría funcionarios, indiferentes, deshumanizados, insensibles que miraron para otro lado cuando el padre denunciaba hechos de violencia hacia el menor, dónde estaba la Jueza de Menores, la Defensoría del Niño, la Policía y los médicos (concurrió cinco veces al Hospital y a salas de guardia por golpes, quemaduras y fracturas), el abogado que aconsejó al padre renunciar a la tenencia, me pregunto ¿No tienen familia, hijos, hermanos que le pregunten qué haces por el prójimo en tu actividad?
Naturalizamos el maltrato cotidiano, en todas las esferas públicas y privadas, la falta de compromiso y la actitud para solucionar los problemas que nos aquejan diariamente, ya que vemos al prójimo como un expediente o un trámite, cuando hay un ser que padece y sufre su condición de vida.
La cadena de negligencias, abandono y falta de comprensión al prójimo, lleva a reflexionar, cuando hablan de la solidaridad de la sociedad argentina, hasta dónde está destruido el tejido social y que este adjetivo ”argentina solidaria” es solo un cliché, que como tantas cosas que creemos tener y no tenemos.
Hay autores materiales, que cumplirán su condena y autores intelectuales de esta tragedia, ”no hace empuñar un arma para matar a veces basta con una lapicera”.
No albergo esperanzas que el asesinato burocrático de Lucio marque una profunda reflexión y cambio de conductas de los funcionarios públicos que tratan a diario estos temas y en pocos días estará en el olvido y más temprano que tarde nos enfrentaremos a un caso parecido y la sociedad, nuevamente e hipócritamente, se asombre.