Un cambio radical

En La Pampa, el sistema educativo cambiará la lógica con que los alumnos van a la bandera. Ya no serán únicamente los que mejor calificación obtengan, la nueva norma promueve que todos tengan el honor de llevarla.

Lo hemos dicho muchas veces, la meritocracia enciclopedista es un valor si todos tuviéramos iguales oportunidades. Premiar únicamente a los mejores promedios es desconocer que no todos tienen el mismo punto de partida. Hay hogares con libros, ideas, pensamiento social, histórico y político. Hay hogares que cultivan el fortalecimiento intelectual de sus niños ofreciendo herramientas variadas que desarrollan el universo cognitivo. Pero la bandera es otra cosa. La celeste y blanca es nuestro patrimonio y nuestra identidad colectiva. Todos estamos bajo su cobijo, todos. No importa qué nivel cultural, origen étnico o religioso esté presente en nuestra familia, todos debemos disfrutar el derecho a sentirnos parte de un crisol repleto de multiculturalidad.

Tal vez, la insurgencia más trascendental, sea alentar a llevar nuestra bandera a todo aquel que se preocupe por el otro. Tal vez, el denominador común que mejor exprese un valor sagrado sea el reconocer a un alumno que se preocupó por los demás.

Tenemos que volver a instalar en nuestro imaginario comunitario el valor de pensar en el conjunto. No hay mejor oportunidad de honrar a nuestros próceres y a nuestros símbolos patrios, que resaltar en nuestros hábitos cotidianos, el gesto grupal.

Sino contraponemos algo de valor humanizante, el sistema educativo sólo se dedicará a fortalecer el apetito personal en la carrera loca de este capitalismo desalmado. Es ahora o nunca. ¡Felicitaciones Provincia de La Pampa!

Seguimos pensando.