Opinión
“Sentido común, el gran ausente en la pandemia”
El Covid 19 ha cambiado claramente nuestros usos y costumbres, acá y en cada rincón del mundo, causando miedo, angustia y enorme cantidad de incertidumbre.
En su inicio se observaba una tendencia a la unidad social, aún entre extremos muy marcados, para afrontar a un mal de ribetes desconocidos, y se podía observar que la sociedad en su conjunto celebraba esta situación de unión, generando casi el único motivo de satisfacción en un año atípico.
Hoy, a casi un año del inicio de la pandemia en China, y sin una comprensión absoluta del virus y sus consecuencias, pero con un conocimiento adquirido de suma importancia, con vacunas prometedoras al alcance mediato, podemos interrogarnos y concluir sobre algunas cuestiones:
1) La limitación de las libertades individuales nació a nivel mundial para enfrentar a la pandemia, persiguiendo como objetivo no saturar los sistemas de salud, nunca se puso como meta no tener casos positivos.
2) Un año entero, donde los alumnos de todo el distrito no fueron al colegio. Como si Moquehuá, Gorostiaga, y demás pueblos rurales e incluso Chivilcoy, tuviese las mismas características que La Matanza!!! ¿Alguno realmente cree que hubiese empeorado la situación sanitaria sí los alumnos de esos pequeños pueblos concurrían al colegio?
3) ¿Está bien tomar medidas desde un escritorio, frente a una planilla de Excel para toda la provincia de Buenos Aires? La realidad nos está mostrando que es un error, pues a lo largo de su extenso territorio varían notablemente las características epidemiológicas.
4) ¿Hasta cuándo pretender convertir aquella persona que quiere normalizar de a poco su actividad laboral en un pseudodelincuente? ¿Cuánto tiempo vamos a privarles a nuestros adultos mayores el contacto con el exterior, sabiendo que su vida gira entorno a la contención de sus familias? ¿Cuánto tiempo vamos a robarle a los niños y adolescentes parte de sus años más lindos en términos de socialización, educación y diversión?
5) ¿Cuánto vamos a empujar a la sociedad, especialmente a la juventud, a la clandestinidad como método para poder satisfacer su deseo de diversión, tan propio de la edad? ¿cuántos accidentes en ruta, en búsqueda de campos alejados del control, estamos dispuestos a tolerar?
6) ¿Hasta cuándo vamos a mirar para otro lado con el delivery ya instalado de alcohol, cigarrillos y hasta golosinas, que ha desenmascarado la pandemia, por prohibir los kioscos en alguna franja horaria poco comprensible?
¿Cuánto vamos a perpetuar la falta de sentido común? Veamos como ejemplos:
La jefatura distrital del Ministerio de Educación de la provincia, regula para todo Buenos Aires un protocolo para la entrega de diplomas a los alumnos que finalizan el secundario, habilitando sólo dos personas acompañantes del egresado. Como si todos los distritos fuesen iguales, como si todos los colegios tuviesen la misma cantidad de alumnos y los mismos lugares cerrados o abiertos para la realización de dicho acto. ¡Incomprensible! Por donde se lo mire, otro robo a la adolescencia perdida.
Cierre gastronómico a las 00hs y posteriormente 01hs. Como si la propagación viral tuviera un horario de amplitud de contagios!!! Así como también los kioscos cerrados a partir de determinado horario, suponiéndose que la venta de un alfajor genera contagio de noche y no de día.
Reuniones en lugares privados de hasta 10 personas, pero en lugares gastronómicos las mesas deben utilizarse por un máximo de 4 personas.
Servicio fúnebres de una restricción inadmisible, con cero comprensión hacia los familiares involucrados, contrastando con imágenes de sepelios de figuras de renombre. ¿Acaso el vecino común tiene menos derecho para despedir a sus seres queridos?
Sin ningún lugar a dudas la pandemia nos ha golpeado, nos ha tomado desprevenidos, nos ha cambiado en nuestra cotidianidad. Pero la falta de sentido común de la dirigencia con capacidad en la toma de decisiones, ha profundizado el daño, más allá de la virulencia del coronavirus.
Considero más saludable, tener flexibilidad e independencia en la toma de decisiones. Se requiere de una vez por todas debatir la autonomía Municipal. Nadie debería determinar a distancia, porque nadie conoce el territorio mejor que sus propios habitantes y dirigentes locales.
Dr. José Ferro