Un acuerdo necesario
El gobierno propone un acuerdo básico, mínimo, simple, necesario.
Se puede decir que tiene aristas de especulación electoral, se puede decir que está teñido de oportunismo, pero no se puede negar que el país lo necesita.
Es difícil no entenderlo así, salvo que los convocados den la certeza de estar influidos por el proceso electoral y gobernados por el oportunismo político.
En caso de que se nieguen, los actores políticos opositores estarán contribuyendo a la inestabilidad económica, al costo social que ésta trae aparejada y al retraso de acciones indispensables para establecer un piso mínimo de certezas y estabilidad.
La continuación podría ser una competencia electoral razonable, por lo menos entre las fuerzas mas inclinadas a la democracia republicana, y luego, acuerdos más profundos y de largo plazo.
En estos días se han escuchado muchas opiniones, desde el Dr. Lavagna, un acuerdista raro, que rechaza todos los acuerdos, salvo que todos estén de acuerdo con él. Hasta el presidente del radicalismo que propone acuerdos electorales con actores, como Lavagna, que no quieren ni uno institucional.
También hacen ruido y mucho, Losteau, Massa, Urtubey, Pichetto, todos con diferentes matices e intenciones.
En otro sector del tablero juega el cristinismo, por ahora “dueño” del peronismo, proponiendo salidas y alternativas al sistema, hablando incluso de una nueva Constitución que entre otras cosas eliminaría el poder judicial.
Acompañan y activan en este sector los más Kirchnerizados del sindicalismo, que, junto a movimientos sociales y agrupaciones de izquierda echan nafta a un fuego que puede quemarnos a todos, sobre todo a los que menos tienen.
Volvemos al gobierno, si se quiere a su núcleo duro, tan denostado por su supuesto sectarismo, a pesar de haber establecido acuerdos y pactos fiscales que entre otras cosas hoy permiten la explosión de Vaca Muerta y el superávit fiscal en casi todas las provincias.
Pongamos en él todos los signos negativos y el costo del ajuste, hagamos de esa manera difícil su performance electoral, pero no pongamos en el lomo de todos los argentinos las consecuencias de un no acuerdo con el sólo propósito de debilitar sus chances electorales.
Para terminar esta breve nota, resalto entre tanto fuego cruzado contra el gobierno la frase de Felipe González uno de los constructores del tan mentada Pacto de la Moncloa: “ES MAS IMPORTANTE EL HECHO DE QUE HAYA UN ACUERDO, QUE EL CONTENIDO DEL ACUERDO”