Por Marcelo Elias
Aportes a la verdad
El 24 de Marzo vuelve a poner en superficie interpretaciones, miradas, relatos, actitudes y acciones que poco contribuyen a entender lo que pasó y mucho menos a generar consensos, sobre el pasado, que nos permitan construir en el presente y proyectar el futuro.
La izquierda, el kirchnerismo duro, los organismos de derechos humanos y otros sectores, insisten con una mirada parcial sobre el pasado y le agregan una visión sesgada sobre el presente.
En el presente, tildar al Gobierno como una dictadura y negar las políticas y compromiso del Gobierno con los derechos humanos, los hace llegar hasta la mentira y el fraude como se pudo ver en el caso Maldonado.
La mirada sobre el pasado se caracteriza por su parcialidad manifiesta.
Señalar el 24 de Marzo como punto de partida del terrorismo de Estado, es negar que todo comenzó durante el gobierno peronista (73/76). El terrorismo de Estado y el paraestatal (la Triple A) dejaron en ese período más mil víctimas, que estos sectores niegan y condenan al olvido.
Por otra parte, no se puede idealizar y convertir en mártires a los jefes de las bandas armadas (Montoneros, ERP y FAR) que conspiraron contra el orden democrático y llevaron a la muerte a miles de jóvenes idealistas; además de perpetrar muchos asesinatos en nombre de la “revolución”.
Hay que sumar otros “olvidos”. En la campaña del 83 los candidatos del peronismo Ítalo Argentino Luder y Herminio Iglesias prometían ratificar la llamada Ley de Autoamnistía dictada por la dictadura.
Más adelante no se puede dejar de señalar el Punto Final y la Obediencia Debida, nacidas de la debilidad de un Gobierno, que encabezado por Raúl Alfonsín, trabajó para que se juzgaran las Juntas Militares, hecho único en nuestra historia y en el mundo.
Luego, durante el Menemato llego la amnistía “pacificadora” de la que, además de los militares, fueron beneficiarios, y por lo tanto apoyaron, los “JEFES REVOLUCIONARIOS” de los “gloriosos” y reivindicados 70.
El kirchnerismo, con todas sus miserias, entre las que se cuentan la cooptación por diferentes vías y con variados y cuantiosos recursos, de los organismos de derechos humanos y la reescritura del prólogo del Nunca Más, debe ser reconocido por sus avances. La derogación de las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida que permitió reabrir las causas judiciales por crímenes de lesa humanidad, lo merecen.
Este brevísimo repaso, que tiene soporte documental, no pretende promover la confrontación, sino ser un mínimo aporte a la construcción de nuestra memoria y la verdad, mirando a un futuro de acuerdos y consensos superadores.