Opinión

Patriarcado: Desde el Derecho de Pernada hasta Eguillor y Darthés

domingo, 16 de diciembre de 2018 · 00:00

 

El derecho de pernada era el derecho que tenía el señor feudal de acostarse con la novia en su primera noche de casada, como gesto de vasallaje. En el latín vulgar medieval sería Ius primae noctis, (derecho a la primera noche), pero, en cualquier idioma establecía la potestad señorial de tener relaciones sexuales con toda doncella, sierva de su feudo, que se fuera a casar con otro siervo suyo.

Investigando sobre el tema, descubrimos también que, por extensión, la Real Academia de la Lengua Española añade una segunda acepción, más amplia, referente al abuso de autoridad y otras cuestiones que la enciclopedia enumera de esta forma:

En primer lugar, debe tenerse en cuenta el servilismo de algunos campesinos, esposos o padres de las afectadas, con ánimo de lucro, puesto que le estaba prestando “un servicio” actuando como un verdadero proxeneta para su señor (ignoramos en qué proporción se daba este deseo de prosperar a costa de explotación de las propias mujeres).

Por otro lado, el señor feudal desea hacer patente su condición de superioridad, haciendo ver que, antes que esposa o hija, la mujer es sierva, y que antes que obedecer al padre o al marido, debe sumisión a su señor.

En tercer lugar, está la indefensión de los afectados que, a menudo, no consentían, pero carecían de medios para defenderse frente a la ira señorial. El señor consideraría una negativa como un acto de rebeldía frente a su autoridad y su poder sobre sus siervos.

Por último, no debemos olvidar que, al igual que ocurre actualmente, la víctima se siente culpable de su propia deshonra y tiene miedo a denunciarla.

Esto, en definitiva, no pretende ser una clase de historia, pero si puede servir para dimensionar la sensación de vulnerabilidad e indefensión que sentirían aquellas pobres mujeres y transportar esa misma sensación a la actualidad.

Imposible no sobrecogerse al pensar en los resultados actuales de todo ese trasvasamiento cultural, hegemónico y patriarcal, que viene de siglos y cuya cáscara parece haber empezado a romperse definitivamente ante la lucha de las feministas de todas las edades, de los jóvenes y de algunos varones mayores convencidos y otros que luchan con viejos paradigmas para ponerse a la par.

Qué decir que no se haya dicho ya de los casos de Rodrigo Eguillor y Juan Darthés, más allá de la vergüenza que dieron algunos conductores televisivos, les traigo las voces de Alejandro, psicólogo y psicodramatista, Rosana, counselor y activista feminista, también una visión diferente, de una feminista, Rita Segato, que leí por allí y, por último una reflexión de Jimena Villar, periodista free lance.

 

 

Nombrar lo inenarrable

Lic. Alejandro Unzaga

Psicólogo – Psicodramatista

 

La colectiva Actrices Argentinas convocó, el martes 11 de diciembre, a una conferencia de prensa para acompañar la denuncia de la actriz Thelma Fardín. Este fue un acto primordialmente político que hizo visible una situación de opresión y cosificación. Con una consecuencia reparadora ya que se pudo nombrar lo inenarrable, aquello oculto que nos descompone interiormente. Que la palabra ocupe el lugar de lo inefable implica un enorme esfuerzo.

Tal acción tiene, también, un efecto micropolítico. Moldeando posturas, actitudes y formas de percibir las cosas, rompiendo con las naturalizaciones de opresión patriarcal; y esto ocurre no sólo con las mujeres, sino también con los varones que nos vemos obligados a desarmar una trama en la que fuimos criados. Desde este punto de vista una sociedad puede definirse por sus líneas de fuga, flujos que hacen evolucionar las costumbres. Estos flujos moleculares son micropolíticos en tanto modifican las condiciones macropolíticas. En este sentido, el movimiento feminista funciona como un acelerador de partículas en nuestra sociedad. Es toda la sociedad que comienza a devenir. Pero la liberación es una tarea dolorosa, que produce y producirá resistencias e intentos de reconducir este flujo molecular… pero eso ya es otra historia.

 

 

#MiraComoNosPonemos.

 

Rosana Fernández

Counselor. Terapeuta Humanista.

Activista Feminista

 

 

El tiempo del silencio terminó concluyeron en la conferencia de prensa las Actrices Argentinas y vibro con estas palabras como feminista, porque sabemos que el grito es colectivo. Es el grito del pacto colectivo.

Lo que une es la transversalidad del grito, que deja de lado las individualidades que impone el sistema patriarcal.

Las mujeres gritamos porque ya no nos callamos más. Porque ya no nos importa que nos digan histéricas, porque sabemos que nuestra lucha es histórica. Ya no nos callamos y gritamos, y denunciamos.

Gritamos para que escuchen, porque ya no nos engañan con los deberes que impone el patriarcado que nos quiere calladas y sumisas, aceptando la naturalización del acoso y la violación.

Todavía debemos seguir gritando hasta ser capaces de activar la empatía, la capacidad de sentir con otras, de disponernos para otras, hasta que creamos en otras y dejemos de lado el egoísmo y la culpa  inculcada por el miedo.

Hasta que entendamos que el poder es juntas, en la diferencia y heterogeneidad, no dispersas.  Hasta que dejemos de asociar la libertad con un imaginario individualista y meritocrático, desechemos los personalismos para conectar con la lucha y el deseo colectivo.

Hasta que nuestro grito sea una única voz.

 

 

 

Entrevista con Rita Segato (Fragmento)

“Hay que tirar el mandato de la masculinidad”

 

“Estoy un poco preocupada con los feminismos. El feminismo se ha vuelto punitivista y espera del Estado la punición del enemigo. El medio educativo está mostrando una imposibilidad de convivir entre chicos y chicas. Hay infinidad de relatos de acoso, pero si no tenemos mucho cuidado con eso vamos a terminar con muchas de nuestras conquistas. Tenemos que tener en claro la diferencia entre un crimen y las relaciones entre las personas y retomar la capacidad de negociar en éstas. Sino, por el lado del feminismo, estamos llegando al fundamentalismo. Los métodos punitivistas para cambiar las relaciones entre personas están replicando en la micropolítica las fallas del Estado y su modelo carcelario.”

-¿Te referís al método del escrache? ¿Considerás que las redes sociales amplifican el linchamiento?

-Claro. Si las feministas en términos históricos hemos defendido el derecho al justo proceso, no podemos defender el escrache. Tiene que haber un derecho a la interlocución con el acusado, si no estamos cayendo en los mismos funcionamientos de aquellos que consideramos ser nuestros antagonistas de proyecto histórico. Yo no quiero un cambio de manos del poder, de la capacidad de opresión, de la reducción del otro mediante la burla y el escarnio: estamos luchando por un mundo diferente, no por un mundo igual en otras manos. (Escribe Dalia Cybel, en Socompa, Periodismo de Frontera.)

 

Darthés y Eguillor

Jimena Villar

Periodista free lance

 

El actor Juan Darthés y el joven Rodrigo Eguillor son distintas caras de una misma moneda: la violación. Sin embargo, ha sido más que notable cómo ambos casos han sido interpretados por la sociedad argentina de maneras muy distintas. ¿Qué hace que Eguillor sea condenado moralmente por la gran mayoría de la sociedad mientras que por otro lado, un gran número de varones y mujeres sostiene la posible inocencia de Darthés no sólo poniendo en duda la palabra de la víctima, sino atacando a todo el colectivo feminista y a quienes deciden creerle?

Rodrigo es un personaje con muchas características polémicas: cheto, snob, egocéntrico, narcicista, racista, misógino, engreído. Pero más que por violador se juzgaron sus formas de expresarse, sus ínfulas. Grabar un video mientras fuma y se defiende de acusaciones, diciendo que él tiene mucha plata y que se hace cargo de ser cheto parece ser lo que más activó la furia social. Muchos varones salieron a lincharlo simbólicamente, a criticar y condenar su accionar, incluso uno quiso golpearlo en un tren erigiéndose como el súper héroe de las oprimidas.

Por otro lado está Darthés, padre de familia ejemplar, buen marido, buen amigo, buen profesional ¿cómo es posible dudar de que alguien así pueda ser capaz de violar a una niña de 16 años? Y si existe la posibilidad, dicen, quienes lo defienden, que "hay que esperar a la justicia". Por supuesto que ambos personajes merecen la instancia del debido proceso y también tienen derecho a su defensa, pero cómo es posible que dos hombres acusados del mismo tipo de delito sean tratados de manera tan diferente por la opinión pública. Tal vez si Darthés hubiese hecho un video similar al de Eguillor -fumando, gritando y jactándose de la misma manera en que este alegó que la chica fue quien le pidió tener relaciones- las repercusiones sociales de los dos casos serían más parecidas. Pero no, A Rodrigo Eguillor lo condenaron sus formas desfachatadas de nene de mamá y su comportamiento bizarro en los medios de comunicación; a Darthés lo salva su trayectoria y conducta intachable digna de un "hombre de bien". Como el meme de "está la verdad y la verdad", están los violadores y los violadores, Marge.

 

 

Comentarios

8/1/2019 | 11:40
#164795
¿y la presunción de inocencia? Bien, gracias.
26/12/2018 | 09:02
#164794
BLA.BLA.BLA......MUCHAS CITAS Y NINGÚN COMENTARIO...POR QUÉ SERÁ ????