Por Alejandro Perone

A falta de brotes verdes, cardos con espinas

lunes, 17 de abril de 2017 · 00:00


Hace décadas que la dirigencia argentina no encuentra el timón de la economía. Se creía que era más fácil, con ajuste, pagando a los buitres, transferir ingresos, alinearse internacionalmente era suficiente. Las inversiones lloverían y la inflación bajaría sola, para luego venir el despegue. La culpa de la inflación, por supuesto, la tiene el gobierno pero como el anterior gobierno no controla la cadena de valor, no se animan a controlar a los formadores de precios, llámese supermercados, grandes autoservicios, empresarios de toda índole, y no me olvidaría del costo argentino tributario que nadie ya puede negar.

Desaparecida la posibilidad del crecimiento económico con baja de inflación, empleo, no hay otra posibilidad de hacer un buena "perfomance” en las elecciones (cosa que puede ser) y los digo por lo que subestimaron a Macri en e l 2015, se debe apelar a la exacerbación política.

Luego del 1A (y se equivocan al decir que solo eran señoras de barrio Norte, porque la clase media argentina es heterogénea y de auto-percepción, es decir cultural), hubo una especie de bisagra, en mandarle un mensaje al gobierno, tal cual es y perdonen la expresión "aunque me cague de hambre o me ajuste un montón yo te banco, porque no quiero lo anterior”, ese mensaje pegó fuerte en el gobierno… Todos los operadores del gobierno y de las corporaciones mediáticas oficialistas recibieron un instructivo. ”Podemos ganar las elecciones con ajuste, violencia institucional y seguir demonizando el pasado, o sea el KIrchnerismo, o sea también al peronismo atacando simbólicamente el choripán y los colectivos (un retorno al ’45), por supuesto, con otras resignificaciones.

No es nuevo, la historia está llena de campañas o gobiernos que estuvieron en el poder durante década no con la economía sino con la política. Esto lo usó la izquierda mundial con el antiimperialismo, también Latinoamérica, como "la culpa siempre es de afuera” , también crear el enemigo interno o externo, como la derecha con la Doctrina de la Seguridad Nacional en la dictaduras, y que hoy se resignifica en la doctrina de la seguridad personal. Esta doctrina pega fuerte en el núcleo duro antiperonistas que siempre fue entre el 30 y el 40% y, por qué no, en los indecisos. El dilema es si llega a la clase media baja o los pobres. Yo creo que en parte sí. La palabra "vago o negro de mierda” continúa siendo en Argentina muy fuerte. En cada esquina, asado, reunión con cierto grado de confianza, se animan a decirlo. A mí me preocupan los silenciosos. La cantidad que lo piensa (creo que es mucha) y no lo dice por no quedar mal, ser acusado de racista, provocar ira o discusión, etc. Siempre lo digo, el fascismo no terminó en la Argentina, como tampoco el stalinismo (desubicados en tiempo histórico que creen todavía en la revolución "bolche”).

En síntesis: La grieta cultural en la Argentina es fuerte porque siempre lo fue. El kirchnerismo la visivilizó, logró que ocuparan espacios públicos (gran tema, la ocupación de espacios públicos por los pobres) como si las plazas fueran solo de las clases medias y altas. Es tan clara la estrategia macrista y, que los kirchnerista no deja de gustarle porque polariza y también con las esquirlas se benefician, (impidiendo el surgimiento de otros liderazgos como el Masismo o el Randazzismo) de ahí el lenguaje violento, entre "Macri, basura, vos sos la dictadura” y, "negros, vagos y corruptos” yo no veo diferencia de marketing electoral.

Cuando la economía no despega, la política puede resolver la elección, el problema es que tanta exacerbación comienza y no se sabe cuándo termina, y lo peor es que, sin logros económicos, es imposible resolver las grandes cuestiones argentinas como la inflación, la pobreza y el desempleo, etc. Mucho ruido, mucha violencia verbal y pocas soluciones reales. Entonces gana la verdad deja lugar a los sofistas, o sea quien inventa el mejor argumento para convencer o ganar la discusión, por eso tantas descalificaciones y poca discusión de ideas. Una vuelta al primitivismo político. Como nunca en la historia, el resultado de las elecciones lo puede resolver Comodoro Py.

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