Opinión

El bien y el mal definen por penal

domingo, 10 de diciembre de 2017 · 00:00

No podemos delegar en nadie, sensatamente, como los humanos nos responsabilizamos por los valores. ¿Podemos estar vigilando cada paquete de galletitas para ver si la empresa fabricante cumplió con los requisitos de calidad e higiene? ¿Podemos mandar a analizar cada pizza que se vende en nuestra ciudad para cerciorarnos de su correcta y noble elaboración? ¿Podemos mandar una auditoría a cada médico para verificar si los remedios que nos receta son los apropiados y más económicos o está entongado con los laboratorios? ¿Y cuando un ferretero nos recomienda una marca de taladro? ¿Podremos confiar en la honradez de la policía local? ¿Y el remisero cuando nos dice la cantidad de kilómetros de nuestro viaje? ¿Y la pureza del combustible de nuestras estaciones de servicio? ¿Y la calidad de la alineación y balanceo de nuestros autos?

La lista puede ser infinita. Los seres humanos habitamos en complejos sistemas de convivencia en donde el “pacto de confianza” sigue siendo el principal valor. No podemos (tampoco lo resistiría nuestra mente tal vez) desconfiar de todo lo que nos rodea. Más allá de las agencias del Estado que tienen como deber controlar algunas actividades comerciales como INTI, AFIP, Bromatología, Municipalidad, etc, finalmente, no hay aparato fiscalizador que pueda controlar cada actividad humana. Sí o sí confiamos. Confiamos en el saber y la currícula de nuestro sistema educativo, en la panadería de la esquina y en los valores del juez que…

Esta semana el Juez Claudio Bonadío pidió el desafuero y la posterior prisión preventiva de Cristina. La acusa de un complot antipatriota por el memorándum de entendimiento con Irán que fue votado afirmativamente por el Congreso Nacional y que tuvo el sentido de buscar una forma razonable de que la causa AMIA avance en su investigación luego de 20 años a la deriva.

Nadie puede entrar en la mente de cada humano para obligarlo a que cumpla bien su trabajo y que sea honesto intelectualmente. Cuando una persona se extravía, cuando no hace bien su trabajo y decide traicionar su moral, ahí el sistema se rompe. Si un niño muere por contaminación de una pizza, si un policía no es lo suficientemente honesto, o un juez se caga en su responsabilidad ciudadana y toma decisiones que lastiman la enorme trascendencia de la justicia en esta Democracia, entonces el agua comienza a llegar a nuestras fosas nasales.

Seguimos resistiendo.-

 

P.D. ¡Qué lindo regalar libros para las fiestas! En la librería Adagio te esperan los 4 primeros libros de la saga El Pedagogo, que escribí para escaparle un poco a la preocupación contemporánea. ¡Regalá una dosis de esperanza con una atrapante novela de suspenso!

 

 

Comentarios

11/12/2017 | 19:04
#164795
manu es verdad que compraste un contenedor de manzan?