Por Luis Rositto
"Me imagino que vas a votar a Randazzo, viejo..."
¿Dónde ponemos los chivilcoyanos a Randazzo?Mariano es el menor de mis hijos. Músico. Vive en La Plata. Parco y muy directo en sus apreciaciones. Prueba fehaciente de ello es que, el jueves pasado, vino a visitarnos y ante una pregunta que le formulé sobre el destino de su voto, me espetó: "Me imagino que vas a votar a Randazzo, viejo". Yo estaba juntando mis cosas para ir a la radio, así que, apuré el trámite sin contestar nada. Tarde. Después de La Isla, volví con intenciones de comer algo y acostarme, pero, apenas me senté, comenzaron a repicar en mi mente las palabras de Marianito. "Me imagino que..."
Por un rato intenté decodificar las sensaciones que esta frase me producía. Creo que todavía no lo logré.
Lo que si sé, es que, antes de esa pregunta, -como Moris-, "yo vivía en el bosque muy contento...". Enseguida me vino a la memoria un cuento que solía contarme mi padre. Se trataba de un viejito que era famoso por tener una barba que le llegaba hasta la cintura. El viejo vivía feliz y contento con su hijo, su nuera y dos nietos. Todos lo cargaban porque dormía como un lirón. Un día, el más pequeño de sus nietos le preguntó: Abuelo, vos cuando dormís, ¿adónde ponés la barba? ¿abajo o arriba de la sábana? No sé, -contestó el abuelo- dando por terminada la charla. Esa noche al acostarse, se tapó con la sábana y se durmió como siempre... O casi, porque a los pocos minutos se sorprendió despierto y pensando en su barba. No así no era, se dijo y la colocó por encima de la sábana. Unos pocos minutos y se volvió a despertar, lleno de dudas. Repitió varias veces la operación de colocar su barba por encima o debajo de la sábana y sólo conseguía aumentar su desconcierto. Así lo sorprendió la madrugada sin haber podido conciliar el sueño... Cuentan que no durmió por varios meses. Hasta que un día, tomó una determinación. Con dolor, cortó su barba...
A diferencia de mis elucubraciones y sensaciones encontradas al respecto, hay muchos chivilcoyanos que ya tienen resuelto su problema, el que sí se les planteará, seguramente, a otros muchos chivilcoyanos que no militan en las huestes del FPV o no sienten simpatía por el candidato a presidente de los argentinos, o militan en partidos opositores...
Alguna vez escuché un viejo bolero que decía que "no se puede tener conciencia y corazón". Siempre los argentinos hemos sido expertos en buscar excepciones a todas las reglas y éste, tal vez sea uno de los casos más emblemáticos.
Y aquí, poner alma, corazón y vida en lo que hacemos nos dará la tranquilidad de conciencia de que, aún en la equivocación, saldremos fortalecidos, porque si sabemos ponderar las circunstancias que nos ocupan, y actuar según nos dicte nuestra conciencia, sin que nos importe nuestra reputación, porque nuestra conciencia es lo que somos y nuestra reputación es lo que los otros piensan de nosotros. Lo que los otros piensen, es su problema, no el nuestro, como diría Einstein.
Los chivilcoyanos estamos ante una instancia histórica para el devenir del futuro de la ciudad. Florencio Randazzo es candidato a presidente de la República. ¿Qué haremos con esto?