EDEN Y ABSA

A poner las barbas en remojo...

Por Luis Rositto
martes, 6 de enero de 2015 · 00:00
La precariedad del servicio de EDEN, que cada año queda expuesta, con los primeros calores, este año tuvo su confirmación demasiado pronto y la única respuesta que obtenemos de la empresa responsable es el silencio. Porque nadie da la cara.

 

Mientras tanto en algunos sectores específicamente castigados, como la Av. De Tomaso, y otros sectores más alejados del centro, donde no hay agua corriente, atravesados por tantas historias -algunas de ellas desesperantes, otras vergonzosas- que atentan contra nuestra libertad de usuarios conminados a pagar un servicio cada vez más caro y deplorable, porque año a año se suman declaraciones de futuras inversiones que van a solucionar todo y que nunca se realizan.

 

Mientras tanto los transformadores siguen cumpliendo años y desgastándose en relación proporcional a nuestras ilusiones de que, alguna vez alguien se apiade e invierta u obligue a invertir, como nos obliga nuestra condición de usuarios a pagar con la boleta de la luz impuestos nacionales, provincials y municipales, aprovechando la coerción temida del corte de luz ante el no pago.

 

A la hora de los reclamos todos nuestros políticos miran para otro lado y a lo sumo se suman a las puteadas y dicen de la necesidad y las bondades de estatizarla. Y esto, a pesar de nuestras propias convicciones, nos mete un poco de miedo si miramos para el lado de ABSA, pero esa es otra historia. Otra más.

 

No creo que tengamos que soportar más de lo soportado para sufrir más de lo sufrido, pero, por favor, creo que ha llegado la hora de que alguien ponga las pelotas arriba de la mesa, para crear un ámbito cierto y creible de discusión que obligue a empresas como EDEN a aggiornarse e invertir, a respetar al usuario, que en estos casos es un verdadero invitado de piedra, sin libertad para elegir y sin justicia para sentirse respetado.

 

Libertad y justicia, señores.

 

La primera atraviesa al hombre desde su corazón y hacia su alma.

 

La segunda lo hace por la mente.

 No son valores complementarios. Ni paralelos. Ambos son excluyentes. Necesarios.

 Y aunque parece ser un comentario tan elemental como trivial, en política el meollo está en las necesidades insatisfechas del hombre, que siempre crecen y que nunca es posible atenderlas en su totalidad. Pero que tiene urgencias, y en ellas, a veces, se va hasta la vida.

 Criticar no es simplemente sentarse a ver los defectos del otro. Criticar es "poner en crisis" un sistema de pensamiento, una manera de actuar que nos perjudica, pero una crítica bien fundamentada lleva implícita una visión del problema que nos aqueja, no tanto una solución que aquí debe ser técnica y material. EDEN tiene que reinvertir y es el estado, quien tiene que obligarlo a que así sea.

 No puede hacerlo la gente con sus cacerolas, sus puteadas, sus lágrimas y su impotencia.

 Mientras tanto la empresa sigue anotando en su haber sólo algo más de la mitad de lo que paga el usuario. Lo demás son impuestos; en un fifty fifty por lo menos comprometedor.

 Los sueños, ese maravilloso mundo de la publicidad, el mito de que los argentinos somos los más creativos del mundo, no son más que espejismos al lado de la realidad. Creatividad es lo que de veras tienen algunos vecinos para sobrevivir en este mundo "chambón y jodido" como dice Galeano.

 

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