Literatura

Influencer

Por Horacio Alberto Vero (*)
jueves, 9 de enero de 2025 · 08:00

Hasta hace algunos años, recibíamos sugerencias y consejos de amigos y familiares más cercanos. Eran, podríamos decir, palabras que nacían del conocimiento mutuo, de la vida casi “en común”, de charlas y sobremesas compartidas, brotadas muchas veces desde la sabiduría de los mayores. Desinteresadas. En suma,  palabras del corazón. 
Eran, en esencia, acompañamientos genuinos, puros, cálidos, surgidos desde lo más profundo de nuestros interlocutores. “Te conviene esto”, “Fijate bien”, “Por qué no te tomás un tiempo?”, “Cualquier cosa, llamame”. Estas y otras tantas frases similares significaban la presencia de aquellas voces dispuestas a darnos una mano. En las cosas simples. Y en las más complicadas y fuleras.
Ahora, por las redes, asistimos a la aparición de los/las influencers. Personas que desde sus ansias de hacerse un nombre y recaudar para pasarla muy bien a costa de “fieles ovejitas” explican qué tenemos que decir, cómo tenemos que hablar, qué perfume debemos usar, a qué hora es conveniente defecar, a qué hora hacer pis, a qué hora desayunar, cuál es la mejor posición para hacer el amor, cuáles son las palabras más indicadas para insultar, cuáles son las claves para alcanzar el éxito, qué programas debemos mirar, adónde hay que ir de vacaciones y cómo higienizarse las partes íntimas. 
Mientras más corderitos obedientes encuentren, más facturan y más ganan. Y mientras unos y otros malgastan tiempo y dinero en seguir sus consejos, a manera de robots, ellos y ellas disfrutan de lo lindo y se regalan todos los placeres posibles.          
Seguramente, en cada familia, en cada grupo de amigos, todavía existen influencers. Que pueden “influenciarnos” en distintas latitudes de la vida.  Solamente, basta una mirada para encontrarlos ahí, cerquita nuestro, a cada momento, sin necesidad de “buscarlos” por redes sociales. Porque ellos habitan otras redes: las del amor. Las de la amistad. Las del afecto sincero. Y nos regalan, en suma, palabras del corazón. 
                                                                                                    
(*) De su libro “Siglo XXI, Cambalache”

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