Por Rubén Osvaldo Cané Nóbile
Polémica en el teatro
Como sabemos en la Historia Argentina hay muchos temas controvertidos y la Historia de Chivilcoy, no podía escapar a ese fenómeno, por lo tanto, sobre la trascendencia del estreno en Chivilcoy del “Juan Moreira” también hay opiniones encontradas.Para tratar de reflejar esta situación y permitirle al/la lector/ra abrir juicio sobre este tema, hemos de reproducir aquí un artículo publicado por el Centro de Amistad y Cultura Chivilcoy en la edición extraordinaria que hicieran de su periódico "Chivilcoy" el 22 de octubre de 1954 con motivo del centenario de la fundación de la ciudad. El artículo lleva la firma de alguien que ha preservado su identidad mediante el empleo de un seudónimo, ya que firma "Quiñetru" y en su nota titulada: "El Teatro Nacional Tiene Edad Anterior al 'Juan Moreira' de Chivilcoy" expone su opinión sobre la que a su criterio sería la justa dimensión de la obra. Allí expresa:
"Se dice y se repite que el teatro nacional arranca de la representación del drama, 'Juan Moreira' de José J. Podestá estrenado en Chivilcoy el 10 de abril de 1886 por el circo de Podestá-Scotti.
Sobreponiéndonos a la vanidad lugareña de unos, que en cuanto a la busca de la verdad nada tiene que hacer y a la parcial información de otros, que no nos convence ni mucho menos, los que otra cosa pensamos podemos exponer algunas observaciones:
1º- El 'Juan Moreira' de Podestá no es, cronológicamente, la primera obra teatral 'argentina'.
Antecedentes coloniales tiene el 'Siripo' de Labardén y en 'El amor de la estanciera' (anónimo), ambas de las postrimerías del siglo XVIII.
Y si como ya ha ocurrido se arguyera su invalidez por datar del período que ahora llaman hispánico (es decir porque no éramos todavía nación), aunque el asunto de las dos pertenece a esta tierra y es nativo el autor de una de ellas, por lo menos la producción teatral de color y sabor territoriales continúa después de 1810 y hasta 1886 en numerosos dramas y comedias como 'Rosas', de Pedro Echagüe, 'Camila 0’Gorman' de Heraclio Fajardo, 'La Revolución de Mayo de 1810' de Juana Manso, 'Lucia Miranda' de Miguel Ortega, 'Luz de luna y luz de incendio' de Martín Coronado y en la copiosa serie de apropósitos, alegorías, caricaturas y sainetes, entre estos 'Las bodas de Chivico'.
2º - Los Podestá no fueron los primeros que formaron compañías estables entre nosotros.
Pasando por alto el hecho de que no eran argentinos (eran uruguayos), les antecedieron actores y compañías del país. De entre los cuales emergen el extraordinario Juan Casacuberta, que representó en Buenos Aires, Córdoba, Montevideo, Lima, Santiago de Chile y la no menos notable Trinidad Guevara que trabajó también en Buenos Aires, Montevideo y Santiago de Chile, alguna vez al lado de Casacuberta.
3º- El drama 'Juan Moreira' retoma el repertorio local y lo robustece comunicándole aliento popular. En esto consiste su mérito. Apareció como reacción contra la confusión cosmopolita de la época y el gusto de la burguesía por la imitación de lo extranjero y favoreció el advenimiento del teatro de carácter nacional, que ocurrió después por la combinación de elementos diversos, tanto en la producción como en la representación. Pero esto no es rigurosamente hablando, el origen de nuestro teatro, sino el punto de partida del período final de su evolución.
4º - El criollismo o gauchismo del drama 'Juan Moreira' no equivale a la argentinidad de nuestra existencia como pueblo. No alargaremos esta nota con la discusión que convendría a la mejor inteligencia de los términos 'nacional' y 'argentino'.
La vida nacional - ¿Habrá que explicarlo? - no es exclusivamente la del gaucho, tipo étnico transitorio, en conflicto con los hombres del nuevo orden civil y ya en decadencia cuando Hernández publicó su 'Martin Fierro', como no lo es tampoco exclusivamente, la del compadrito del arrabal porteño su sucesor.
Esto aparte de que 'Juan Moreira', la persona fue desfigurado, idealizándolo, en el personaje del folletín de Eduardo Gutiérrez, fuente de la pantomima homónima estrenada en 1884 por Podestá y transformada en drama por el diálogo arreglado por éste, que falseó también por su parte, la figura física de Moreira y el indumento del gaucho (que en él es el del gaucho rico), y nos dio esos gauchos disfrazados que todavía nos presentan hoy como los únicos valederos”.
Saque Ud. Sus propias conclusiones.