Para saber / Por Diego Magrini

Más allá de la ceguera absoluta

En ocasiones, tendemos a concebir la ceguera de manera binaria: se ve o no se ve.
sábado, 22 de junio de 2024 · 08:00

La realidad es mucho más compleja, ya que la visión, y su ausencia, se encuentran en una escala. La ceguera suele ser un proceso gradual, y no todas las personas que experimentan una pérdida de visión llegan a perderla por completo.

Por ello, tal vez sea más preciso referirse a la "pérdida de visión", un término que refleja de manera más fiel la diversidad y la complejidad que subyace a la experiencia de dejar de ver. Existen múltiples tipos de ceguera, que pueden manifestarse de forma gradual y a distintas velocidades. Además, las causas detrás de la pérdida de visión son variadas, siendo las más comunes el glaucoma, la diabetes, las cataratas o la uveítis. Si bien en el pasado algunos tratamientos, como la cirugía de miopía, podían ocasionar cierta pérdida de visión, hoy en día esta consecuencia es poco frecuente gracias al refinamiento de las técnicas.

La pérdida de visión tiene un impacto significativo en la vida de quienes la experimentan. Aunque existen herramientas para afrontar las dificultades, lamentablemente aún queda mucho por hacer para que las personas con discapacidad visual puedan desenvolverse en su día a día con la misma facilidad que aquellas que ven. Por este motivo, actualmente existe legislación que evalúa y regula la condición de ceguera de cada individuo, proporcionando recursos y soluciones adaptadas a cada caso.

Vale mencionar los diferentes tipos de ceguera y las implicaciones legales y sociales que la rodean, con el objetivo de comprender la diversidad de aspectos que se esconden detrás del término "ciego". Sólo a través de la información y la educación sobre la realidad de las personas con pérdida de visión podremos avanzar hacia una sociedad más inclusiva y equitativa.

La ceguera total es como su nombre indica, implica la pérdida completa de la visión. Las personas con este tipo de ceguera no perciben absolutamente nada o, en el mejor de los casos, tienen una mínima percepción de la luz, pudiendo distinguir entre luz y oscuridad, pero nada más.

Por otro lado, en la ceguera parcial, se conserva un grado mayor de visión en comparación con la ceguera total. Aunque la capacidad visual sigue siendo limitada, es posible distinguir luces, formas y algunos colores.

En tanto, en la baja visión la capacidad visual es mayor, permitiendo ver objetos cercanos. Aunque estas personas pueden requerir apoyo de otros sentidos, como el tacto, no se consideran ciegas.

Y limitaciones visuales incluyen otras restricciones visuales que pueden dificultar la vida diaria, pero no impiden la autonomía, como ocurre en el caso del daltonismo.

Cabe destacar que la discapacidad visual varía en función de la disminución de la vista, medida por parámetros como la capacidad lectora, el campo visual y la agudeza visual.

En Argentina, la discapacidad visual se define y se evalúa según ciertos criterios específicos. Una persona con Ceguera Legal se caracteriza por presentar una agudeza visual menor a 1/10 (0.05) en su mejor ojo, incluso después de tratamientos o correcciones convencionales, y/o un campo visual igual o menor a 10 grados. La Agudeza Visual (AV) se refiere a la capacidad de discriminar objetos en el espacio. La Ceguera Legal no sólo se basa en la capacidad de ver con claridad, sino también en la habilidad de discriminar objetos en el espacio. Esta definición establece un estándar para identificar y reconocer a las personas con discapacidad visual, permitiendo la aplicación de medidas y políticas adecuadas para garantizar  su inclusión y acceso a servicios y recursos.

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