Ex combatientes chivilcoyanos
La Gesta de Malvinas en el cuerpo y en el alma
Oscar López, presidente del Centro de Ex Combatientes y Veteranos de Malvinas, soldado del portaaviones ARA 25 de Mayo junto a Ricardo Zapata, artillero y sobreviviente del hundimiento del General Belgrano, estuvieron en los estudios de Radio Chivilcoy, dialogando con Héctor Pedro Denezio en el programa “Buenos Días” en el marco del 42° Aniversario de la Gesta de Malvinas.“La sentimos y la llevamos en el alma y en el cuerpo” indicó Oscar sobre la causa, como ellos denominan a la experiencia vivida en la guerra que duró 74 días en el año 1982, “el orgullo no se pierde, estamos con la frente en alto”, agregó en el día de su cumpleaños número 62, “cumplí mis 20 años en el Estrecho de Magallanes”, recordó, “gracias a Dios, hoy estamos acá, agradecido a la vida de haber podido ir a defender nuestra bandera, estoy orgulloso de haber podido hacerlo y no estamos arrepentidos para nada”.
“Es mi bandera, es mi país y lo vamos a seguir haciendo hasta el final”, agregó Ricardo.
Ambos coinciden en el patriotismo a flor de piel, pero también en la falta de reconocimiento y silencio que recibieron con el cese del conflicto bélico, “fuimos traídos de noche, en el anonimato, dados de baja sin más, entonces por muchos años no se habló de Malvinas, en algún momento se sabrá la verdadera historia, por la memoria de los 650 compatriotas caídos”, coincidieron.
El hundimiento del Belgrano
Ricardo, era artillero y estuvo en el General Belgrano, al igual que Jorge Tarditti, ambos sobrevivientes del hundimiento del crucero ARA que fue atacado por el submarino nuclear inglés HMS Conqueror cuando navegaba a 35 millas al sur de la zona de exclusión determinada por Gran Bretaña alrededor de las Islas Malvinas, “estábamos atravesando el canal y recibimos la orden de volvernos, algo que hasta el día de hoy no sabemos, cómo tanto que pasaba, nadie decía nada de lo que pasaba. Pasábamos fríos extremos, de quince a veinte grados bajo cero. El día del ataque yo había estado de guardia, acababa de bajar a los camarotes a dormir un poco, eran cerca de las 16,15 horas, cuando sentí el primer torpedo que golpeó cerca de la proa del barco, me había acostado en una cama de arriba y volé cayendo al piso. El segundo torpedo, atravesó todo el costado del barco, lo cortó, explotó la sala de máquinas, así que todo fue a oscuras”.
Cuenta que todos formaron en la cubierta, mientras se repartían las balsas, “éramos tres en una balsita, en el medio del mar, estuvimos 32 horas con olas de doce metros y un frío inexplicable.
Cuando pegó el torpedo, caí al piso, entendimos enseguida que nos estaban bombardeando, salimos a cubierta a oscuras, hacía nueve meses que estaba en el barco, que se hundió en 45 minutos. A nosotros nos rescataron uno de los destructores que estaba cerca, estábamos desparramados porque el mar estaba tan difícil con riesgo de golpearnos entre las balsas.
Nos sobrevolaba la aviación inglesa y el submarino estaba rondando, veíamos el periscopio, así que el destructor no se podía acercar para el rescate, luego nos llevaron a Ushuaia”.
“Si el Belgrano hubiera entrado al canal habría sido imposible que ingresen y hoy tendríamos la bandera nuestra flameando en Malvinas”, aseguró.
El estar en alerta permanente
Oscar estaba muy cerca del crucero cuando se hundió, “en el portaaviones éramos 1.600 personas, una división de aviación, se veía el humo desde lejos, sabíamos que algo había pasado,en esos tiempos, era muy poca la información, nosotros también teníamos dos submarinos debajo que nos seguían, si llegaban a atacar al portaaviones seguro no se salvaba nadie, por las bodegas de combustible, con trece pisos de alto, teníamos catorce aviones A4, y los helicópteros, cargábamos constantemente armamento y municiones, el frío era lo más complejo, porque el barco va navegando a todo nudo, viento en contra, estábamos a 200 millas”, describió, “estábamos en alerta de manera permanente, nos sonaron tres alarmas de combate, detectando ataque, donde salían los aviones, el portaaviones tenía solo nueve bocas de ataque”.
Sobre el final de la guerra
“Hay un combatiente inglés que escribió un libro, y relata que si pasaban dos días más, ellos se volvían, porque tenían el abastecimiento muy lejos, con el crucero en el canal, si no hubieran tenido la ayuda de Chile, ellos se volvían, está documentado porque no tenían manera de entrar, es por eso que nos preguntamos porque la orden de retirar el crucero del canal, es algo que nunca se va a saber”, apuntó Oscar.
“Algún día se sabrá la verdad de la historia, esa guerra se tenía que hacer porque se estaba cumpliendo los 150 años de usurpación, y nos íbamos a quedar sin derecho a reclamo”, agregó Ricardo, “si en 149 años no se pudo arribar a una solución desde 1833, tuvimos que llegar a una guerra para no perder el reclamo. Después de la guerra, no hablamos del tema, hay cosas que nos vamos a llevar a la tumba, había una orden de no hablar, tengo 61 años, no hablé hasta ahora entonces para qué, yo creo que a mi me salvó que comencé a trabajar enseguida, me subí a un camión a trabajar, y la fui llevando, pero a través de los años, te vas poniendo grande y lo vivís de otra manera, entrando en conciencia de todo lo que pasó, y hasta donde llegamos, como peleamos para sobrevivir”.
La posguerra
“Cuando uno vuelve, es peor que la guerra, creo que no hubo una atención a los que volvimos, porque éramos perdedores en una sociedad exitista. Nosotros vinimos con la frente alta, orgullosos de todo lo que hicimos, lo dimos todo, pero la posguerra es difícil, por un tiempo muy largo en mi caso no podía dormir por alguna razón u otra, tengo el recuerdo de Malvinas, por suerte, cuando volví del servicio volví a mi trabajo, que me lo habían guardado”, recordó Oscar
Ricardo destaca el sufrimiento de la familia, él había sido reportado como desaparecido, ya que había perdido su chapa identificatoria, “entonces no figuraba, llegué a dedo desde Bahía Blanca, entré a Chivilcoy y me encuentro con el Turco Marón que me llevó a mi casa, entré directo a mi casa y mis vieja quedó paralizada, eran las siete de la mañana, y tuvo un infarto, de la emoción imagino, porque pensaba que estaba muerto”.
“Yo volví solo”, apuntó Oscar, “vinimos en tren hasta Once, cerraron ventanas y puertas para que no nos vieran, un tren exclusivo para nosotros, no pudimos hablar por teléfono, nada. Sin dinero, nos llevó un taxista a varios, hasta la casa de un amigo, el papá me pagó el pasaje de colectivo y me bajé en la posta, me senté en el cartel de “Bienvenido a Chivilcoy” y me parecía mentira, fui caminando por la avenida Mitre y llegue a la casa de mi abuela, esperé que aclarara porque mis papás vivían en el campo cerca de San Sebastián, grité desde afuera “abuela soy yo”, fue la primera que vi, y al otro día me fui al campo a ver a mis papás y mis hermanos, no sabían nada ellos, cuidaban la radio porque se les terminaban las pilas enseguida. Llegué en un rastrojero con un amigo, mi vieja se me desmayó en los brazos”.
Vigilia
Comenzó a las 20 horas, frente al Monumento de los Fundadores de la Plaza Principal, y continuó hasta la medianoche con música y danzas folclóricas junto a la Feria de la Biodiversidad, con la participación de varios artistas locales.
A la medianoche, se realizó la marcha de antorchas acompañada por sirenas de los Bomberos Voluntarios, y se llevó a cabo el Izamiento de la Bandera frente al Palacio Municipal. El acto oficial se realizará en la Plaza Principal, hoy a las 10 horas.
Héroes de Chivilcoy
Ellos son: Jorge Luis Tarditti, Carlos Ramón Cortiana, Ricardo Gabriel Zapata, Carlos Javier Carretoni, Roberto J, Maggi, Marcelo Giuliano, José Luis Rubbo, Oscar López, Hernán Moccia, Walter Mare, Horacio Marón, Ángel Cejas y José Luis Risso.