La enseñanza en Chivilcoy

Los problemas de la educación en la segunda mitad del siglo XIX

Rupturas y Continuismos entre el siglo XIX y el XXI
viernes, 9 de febrero de 2024 · 15:04

El primero de los problemas que vamos a mencionar es conocido por todos porque se mantiene vigente. Nos estamos refiriendo a la escasez de recursos para ser invertidos en educación. Sarmiento, que a partir de 1856 estuvo al frente del Departamento de Escuelas, impulsó la creación de escuelas mixtas para paliar la situación creada por la insuficiente cantidad de establecimientos de enseñanza. El problema se agudizaba en las zonas rurales. Para disminuirlo, en 1875 se sancionó una ley que en su art. 49, incisos 7 y 8 les solicitó a las autoridades comunales que enviaran maestros ambulantes a las zonas donde más se hacía sentir la falta de escuelas por la distancia a la que estaban de los centros urbanos.

Chivilcoy no fue ajeno a esta problemática y para hallarle una solución, un grupo de vecinos se reunió en la Escuela Modelo el 10 de noviembre de 1866. Allí resolvieron formar la Sociedad de Escuelas Comunes, presidida por Manuel Villarino. Esta institución redactó un Reglamento que regiría para las   Escuelas Comunes del municipio y que, a la vez, allanara el camino para la fundación de escuelas rurales. Esto se debía a que la Corporación Municipal había advertido la necesidad de establecer otras escuelas en el pueblo y en las cuatro zonas rurales en las que se dividía el partido en ese momento. Además, se carecía de una Ley Orgánica de Instrucción Pública provincial.

El citado Reglamento dividió a las escuelas en dos categorías: las comunes (eran las ubicadas en el pueblo) y las rurales (ubicadas en las afueras del mismo). A estas serían derivados los niños con problemas de disciplina. En ambas cursarían los alumnos cuyas edades oscilaran entre los cinco y los quince años de edad.

Existía la discriminación y el preconcepto. Pues las escuelas rurales eran las más humildes. A ellas concurrían los pobres y se pensaba que por el sólo hecho de serlo se inclinaban a la maldad y eran inadaptados. En esta época se imponían castigos corporales a los educandos que se portaban mal. Se aplicaba la frase que dice: “la letra con sangre entra”.

El Reglamento le daba importancia a la educación moral y física, en cambio la educación cristiana no era obligatoria para los varones.

Se estableció la responsabilidad de los padres o tutores, a quienes primero por medio de la persuasión se los trataba de convencer del compromiso que tenían con la educación de sus hijos, pero si ésta no daba resultado se recurría al aviso en lugares públicos, a la aplicación de multas y a la denuncia.

También debían indicar la cuota que podían abonar voluntariamente para el sostenimiento de la escuela. No obstante, los hijos de los padres que no pudieran abonar ninguna cuota, recibirían instrucción en forma gratuita.

Como consecuencia de la implementación de este Reglamento, que constaba de 25 artículos, en 1866 se crearon varias escuelas mixtas en el pueblo y en la zona rural del partido.

Los exámenes eran anuales y eran evaluados por Comisiones específicas para desarrollar esa tarea. Estos exámenes demandaban hasta dos días y se tomaban en los meses de octubre y noviembre. Se recompensaba a los mejores alumnos otorgándoles premios. Los que obtenían las mejores notas eran premiados con un sobresaliente y una medalla de oro y los dos que habían quedado en segundo lugar recibían medallas de plata, también se obsequiaban libros y estampitas en el marco de una importante ceremonia de la que participaban las autoridades, padres y docentes. Todos compartían “macitas y refrescos”. Los gastos que demandaban estos eventos corrían por cuenta de la municipalidad.

La enseñanza de las labores se siguió impartiendo en las escuelas mixtas, pero sólo para las niñas.

El ausentismo de los alumnos era otro de los problemas que interferían el proceso de enseñanza-aprendizaje. Y podemos sospechar que hubo casos de favoritismo. Llama la atención, por ejemplo, un caso registrado en la Escuela Nº 2, donde la ganadora del primer premio consistente en la medalla de oro fue la hija de la maestra. Este hecho sugestivo es mencionado por María Amanda Caggiano, Gabriela Rosana Poncio, María Celina Álvarez Soncini, Natalia Chaves y María Victoria Massa en un trabajo titulado “Los orígenes de la enseñanza escolar en Chivilcoy. Décadas 1840-1870”.

A fines del siglo XIX comenzaron a construirse varias escuelas primarias por parte de las autoridades. Esta iniciativa perteneció a Vicente Loveira. Para concretar estas obras, este decidió imitar la actitud del ex intendente Carlos Ceballos que financió las obras públicas de su administración con el producto de la venta de los terrenos urbanos que en buena cantidad tenía la comuna al iniciar aquel su gestión.

La coyuntura le fue favorable, pues los vendió en un momento en que estaban muy bien cotizados en el mercado inmobiliario.

Loveira continuando el ejemplo de Ceballos y aprovechando su banca en la Legislatura bonaerense, hizo aprobar la venta de campos que eran propiedad del Consejo Escolar de Chivilcoy, y destinó su importe a la construcción de escuelas.

Esta medida se vio favorecida por la valorización de las tierras del partido.

Una de las primeras ventas se realizó en 1897. En esa oportunidad se vendieron 600 cuadras2 (1.008 ha) para erigir dos edificios escolares.

De modo tal que ambos mandatarios realizaron sus obras recurriendo a la venta de tierras públicas.

En 1897 el diario oficialista “El Nacional”, que apoyaba al PAN (Partido Autonomista Nacional) y que en el orden local equivalió a apoyar, primero a Carlos Ceballos y muerto éste, a Vicente Loveira. Publicó una nota que nos permite tener un panorama de la situación educativa del partido en esa época.

 

“En este año... la concurrencia de niños a las escuelas es solamente de 2.800 de todas edades.

Según algunos datos aproximados que hemos podido recoger, resulta que desde el año 1889 al 93 ha habido 4.000 nacimientos. Calculando que de estos hayan fallecido 1.000, tendríamos que, entre niños de 6, 7 y 8 años existirían en el partido 3.000, mayor número que el total de los que reciben educación. Estableciendo muy por lo bajo el cálculo de los niños de 9 a 14 años en otros 3.000, resulta que la mitad de la población infantil queda sin recibir educación”.

 

Este artículo periodístico fue citado por José María Grange en el Nº 10 de sus “Crónicas del Ayer Chivilcoyano”, publicadas en el mes de diciembre de 1975, bajo el título “Algunas notas sobre Chivilcoy del 900”. En él queda puesto de manifiesto que pese a la sanción en 1884 de la Ley 1420 de Educación Común, quedaba mucho por hacer todavía en favor de su implementación a fines del siglo XIX en nuestra patria chica.

Comentarios

9/2/2024 | 18:09
#188048
Para los que se portan mal deberían usar la misma frase ,