Hospital Municipal
Los ángeles de la guarda del Servicio de Oncología
Ellos forman parte del equipo interdisciplinario liderado por la Dra. Lucía Fabiano. A poco de concretar el desafío a la Cordillera de los Andes junto a un grupo de pacientes, “lo hacemos por los que no llegaron, por los que están en tratamiento y por quienes tocaron la campana”.Las palabras son de Claudia Vero, enfermera profesional e instrumentadora quirúrgica, con 40 años de servicio, “soy de la segunda promoción de la Escuela de Enfermería del Hospital, y cada vez me enamoro más de mi profesión, en esa época de manera paralela, estudiaba instrumentación quirúrgica con el Dr. Daniel Pastorino, estaba las 24 horas estudiando, cada vez me apasionaba más, llevo ya cuarenta años de servicio”.
Olga Farías tiene 71 años y lleva 39 años de servicio dentro del hospital, “vengo de una familia tradicional dentro de la Enfermería”, reconoce, “en el servicio comencé con la Dra. Martínez hace 26 años, con la Escuela de Enfermería”.
“Creo que elegí la mejor carrera de la vida, no me arrepiento en absoluto, vengo con el mismo entusiasmo, cariño y responsabilidad con los que entré”, sintetizó.
Cecilia Pierantonelli, confiesa que es “una de las novatas” con dos años de antigüedad dentro del hospital, “es una profesión que disfruto muchísimo, el poder tener las herramientas que me dio la carrera para ayudar a las personas, a los pacientes que vienen necesitando además de la atención, un poco de empatía y calidez”.
“Estaba trabajando en Cruz Roja, con actividades de primeros auxilios”, compartió Javier Azcola, sobre sus inicios, “y sentía que necesitaba un poco más, ya entrando en la carrera, con algunas prácticas en curso, me di cuenta que realmente era el lugar donde me gustaba pertenecer, acompañando a las personas que están en situación de pacientes”.
Javier se recibió en el año 2021, “comencé trabajando en la Clínica del Carmen y después fui haciendo la transición con mi trabajo de Informática para dedicarme por completo a esta profesión que amo”.
El servicio de Oncología
“Es especial, a mí me emociona muchísimo, me llega al corazón”, dice Claudia, “desde que el paciente llega la primera vez hasta que toca la campana, es el día a día junto a ellos, el contacto directo, una vez un paciente cuando cruzó la puerta por primera vez, miró a su familia y les dijo que se vayan porque ya tenía a su ángel, y eso es muy conmovedor, el sentir que los estamos protegiendo, que estamos presentes, no sólo para ellos sino para los familiares”.
“El hospital es mi segunda casa”, reconoce Olga, “el poder aportar todo lo que uno aprendió, acá se tiene mucho contacto con el paciente, en particular en el servicio, algunos tienen tratamientos largos, y se crea una empatía especial”.
“Este servicio tiene sus sinsabores”, reconoce Cecilia, “porque los pacientes vienen muy vulnerables con el shock que genera el diagnóstico, no es fácil procesarlo, tiene sus etapas, además del contexto familiar, es por eso que ponemos todo del equipo, el trabajo en conjunto es muy relevante, sin unión se complejiza todo, el paciente tiene que sentirse cómodo, el ambiente tiene ser idóneo para poder atenderlos con excelencia, tenemos un gran equipo, somos muchas personas que trabajamos para los pacientes”.
“En el servicio de Oncología comencé en el año 2023”, puntualizó Javier, “es un servicio especial, se viven situaciones muy íntimas con los pacientes, hay mucha conexión con las familias, se tiene otro acercamiento quizás que en otros servicios, como también la importancia del equipo que tenemos, que trabajamos todos sincronizados y exclusivamente para beneficio de los pacientes, se viven momentos muy especiales como el “toque de campana” cuando terminan una etapa de su tratamiento”.
El viaje a la Cordillera
“Para mí significa el poder hacerlo por los que no llegaron, por los que están en tratamiento y por los que tocaron la campana”, aporta Claudia, “es por ellos que es importante para mí hacer este viaje, es un gran desafío, mucho más en esta etapa de mi vida con 60 años cumplidos”.
“Nosotras con Olga vamos a hacer el apoyo moral desde acá, creo que es un antes y después para todos, es algo muy movilizante”, reconoció Cecilia.
“El viaje es algo muy potente, es una experiencia única, a mi siempre me atrajo la atención todo lo que es actividad física, el estar en la Cordillera, pero el hecho de acompañar a las pacientes desde lo anímico sobre todo, vivimos muchas cosas juntos y este desafío de supervivencia creo que es algo que connota un poco lo que les pasa a ellas, sobreponerse a la palabra “cáncer”, superando y luchando contra todos los efectos adversos, en este caso, se calzan las zapatillas, se ponen las mochilas y encaran otro desafío, pensando en seguir superando situaciones, esto es muy fuerte, es otra forma de seguir acompañándolas”, cerró Javier.