DelOeste Art. y Sociedad de Escritores de la pcia de Buenos Aires (Filial Chivilcoy)

DelOeste Art. y SEP Filial Chivilcoy - Reseñas literarias

Libro "Antes del mundo" de la escritora / poeta Zulma Zubillaga - Ediciones El Mono Armado - Reseñas realizadas por las escritoras Mirta Venezia e Inés Legarreta
sábado, 12 de octubre de 2024 · 16:01

Reseña por Inés Legarreta

“Antes del mundo” es el título del nuevo poemario de Zulma Zubillaga. Antes del mundo estaba el viento; el viento que lleva y trae palabras, sonidos, silencio; el viento en donde la poeta se encuentra y desencuentra, se conoce y desconoce; del viento parecen venirle los versos y contra el viento también se alzan; dice Zulma Zubillaga en el poema “Voz”

la voz ha de ser una rosa

transparente lejana:

toma de este viento

lo aligera el aire y así así

La sensación más clara que tuve al leer completo este poemario fue de espacio, de aire, de movimiento, de vuelo y caída pero no es la caída terrestre del pecado, de la falta o de la herida sino la caída como apertura, como expansión; hay un roce es cierto, quizás también haya un golpe y sin embargo algo después se abre para florecer y se siente la esperanza, dice Zulma Zubillaga en el poema “Viento suave”

rompió

una flor

y la miró

por dentro:

había

un viento

(suave)

y un perfume

 

nada más

Leemos y se respira alivio, se respira mejor. Presentimos que después de tan justas y preciosas palabras viene algo bueno, esperanzador; la brevedad y la concisión de los versos que se suman uno detrás del otro y parecen nacer espontáneos, sólo aire, acrecientan la sensación de amplitud, de templanza y ánimo.

     En el poema “Pensamiento” leemos:

entonces

barrerá

el amor

las sombras

como

sacude

el árbol

de los

nombres

el viento /

oh

pequeño

pensamiento

oh dolor /

Me llamó también la atención que en todo “Antes del mundo”, es decir, en las cuatro subdivisiones que componen el libro, cuyos títulos son muy significativos: “El hogar”, “Lo que abunda”, “Antes del mundo” y “Casa del poema”, no hay uso de mayúsculas ni de punto final. Esta forma-fórmula que se mantiene, -ya lo dije – a lo largo de todo el libro refuerza la idea de suspensión, de posibilidad, de lo que no está cerrado. Y también –me parece – es una manera de decir en voz baja, sin grandes apelaciones o grandilocuencias. Por acá y por allí andamos sin apuro sin tropiezos. De hecho muchas veces sentimos que en el remate final de los versos, éstos, lejos de concentrarse se expanden, se abren a los sentidos como si nos dijéramos: viene la primavera, vuelve la vida.

     Ejemplo de lo que digo es el poema “La Casa”

cuando

llegue

a la casa

abriré

con cuidado

las

puertas

clausuradas /

echaré

un balde

(fresco)

en las

paredes /

rasparé

de a poco

las vetas

las heridas /

cuidaré

el sol

que chorrea

los zaguanes;

que haya

primavera

y crezca sí

algún

recuerdo

fresco

una canción

que diga

voy /

he estado

caminando /

    En “Sacando fuerzas” nos dice la poeta

sacando

fuerzas

para llegar

como

si el futuro

la casa

los pájaros

las bullas de los pájaros

las rosas

el viento

las aves diurnas

las nocturnas

el caldo de la noche

el amor

la muerte

abrieran

de golpe

las puertas

Entonces hay una poética en “Antes del mundo” que se sustenta –paradójicamente - en lo inabarcable, lo inasible porque del infinito (cielo y pampa que rodean y sustentan el vivir poética de Zubillaga Zubillaga); de ese azoramiento inicial surgen las interjecciones, los complementos, las preposiciones, los verbos, los adjetivos que, literalmente, “caen” uno detrás del otro, se hacen versos y los versos se hacen poemas. Caen, de arriba abajo sin que sintamos ningún esfuerzo, caen como lluvia bienhechora. La tipografía vertical, muy marcada en las cuatro secciones de este libro, los versos breves, a veces brevísimos, de una o dos palabras, ayudan a crear esta noción de misterio diáfano, que a mi parecer, es lo que prima en todo el poemario. Y la búsqueda constante de la poeta por encontrar su propia voz, la palabra que la designe o la deje afuera, más allá de lo conocido, en el lugar que era o fue “antes del mundo”.

     Nos dice Zulma Zubillaga en “Lo que ofrezco”

lo que ofrezco

para la dicha

es decir

lo que queda

del naufragio

ha de sobrevivirme lo sé

después esa dulce claridad

la palabra que viene a sanar:

el poema

Sería reiterativo explicitar mi admiración por Zulma, por la obra de Zulma; de manera que finalizo diciendo que leí con muchísimo placer este nuevo poemario y lo hice de principio a fin, en ese “aire suave” al decir de la poeta que nos convoca, en ese viento que despabila y alivia; no distinguí secciones (aunque están) sino que me dejé llevar y lo leí como un todo, un universo diáfano que pone en palabras la aspiración sublime de Zulma Zubillaga: ser poesía. Y ella lo logra, sin duda. Zulma, sin duda, es una poeta. En Zulma la palabra poeta no necesita adjetivos. Por eso el poema, los poemas, siempre, siempre, la acompañan y la acompañarán. Gracias.

     Me despido con el bellísimo “Flor de la ribera”

oh pequeña

flor de la ribera

un día serás

la greda

del paisaje /

la rama de un ciruelo /

el centro

de un carozo triste /

es hora de abrir

las manos

a la tarde /

de huir

a la traviesa

luz de las peonías /

no caben

en el cuerpo

las motas del futuro /


todo

puede arder

en un poema /

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Reseña por Mirta Venezia

Desde las epopeyas de la antigüedad el Viaje del Héroe ha sido un pilar que define los contornos de la aventura clásica. Este monomito, como lo identificó Joseph Campbell, sigue un patrón universal de partida, iniciación y retorno. Sin embargo, ¿qué sucede cuando las protagonistas de estas historias son mujeres?

El Viaje de la Heroína tal y como lo conceptualiza Maureen Murdock,(licenciada en terapia matrimonial y familiar especializada en el área del Desarrollo Humano)  representa un paradigma que profundiza en la psique femenina. En lugar de enfocarse en las proezas y el poder exterior, este viaje simboliza un proceso de autodescubrimiento y transformación personal que es intrínsecamente femenino. Las etapas del viaje incluyen la separación de lo femenino, la identificación con lo masculino y la integración eventual de los dos, lo que culmina en una comprensión holística del ser.

Esta travesía está íntimamente ligada a las experiencias reales de las mujeres, abordando temas como la maternidad, la sabiduría, la comunidad y la interconexión de la vida, desafiando la noción tradicional de la aventura y el heroísmo al priorizar la evolución interna sobre las conquistas externas. Antes del mundo, poemario de Zulma Zubillaga que nos convoca, me ha interpelado insistentemente a señalar estos conceptos, interpretaciones puede haber muchas, a mí me ha disparado la idea de un viaje interno de la autora, un viaje de autoconocimiento, para volver a la raíz, a la semilla, a la pepita de oro, antes que el mundo fuera el mundo que conocemos. Zulma va en busca de su Ítaca, abordando su experiencia de vida traducida en poemas. Recorre el Hogar a través de los ojos de la madre:

“mamá/ tus labios eran violetas contenidas/Altas púas/de la tarde de la noche/en mí solías guarecerte/yo era la guía de tus manos/la matrona/del cuerpo del pan/ es que en todos los rincones/había cielo/eran tus ojos mamá”

Avanza la autora en su viaje y en el segmento de Lo que abunda se interna en otro hogar, el de la pampa: “Es el amanecer del primer día/y no han abierto las palabras/ /puedo ver las nubes en banderolas de roca/pero del lado de la pampa/un credo de espinas y viento acá/susurra: dice alba y crujen las guitarras/un ladero que trota alocado/de palomas: es un cuero perfumado/de caldenes la poesía”

En el poema de La casa era una muralla, recibe señales indescifrables del mundo, “restos de olivo/una rosa en los rincones blanca/la esperanza”.

La poeta sigue horadando un poco más, un poco más, y en el segmento de La casa del poema nos habla del gozo y de la soledad, ya que “todo /puede arder/ en un poema”.

Nos alerta “del ruido de las palabras/del sopor de las palabras/del tajo del dolor que lleva al cielo /o al infierno/a la dicha sonora del poema”.

Se plantea un nuevo regreso tal vez después del final, como en todo viaje circular

“si has de volver/que sea bajo el ala de una flor/pequeña roja/un poema desnudo entre mis manos/arde”

La travesía del viaje de la heroína es compleja, en los apartados finales nos habla de tareas, transformaciones, cuñas y dolores: “apenas/ puedo/ arrancar el yuyo/a las palabras/fijar/ciertas/cuñas/al silencio/ es/que /el/cuerpo/horada/vuelos imposibles/sale/de/la nuca/un grito//ya no puedo más/no seré mariposa”

Zulma revierte las sombras , se iza de nuevo, para internarse más profundamente , su decir atraviesa: “Lo que ofrezco/para la dicha/es decir/lo que queda/del naufragio/ha de sobrevivirme lo sé/después esa dulce claridad/la palabra que viene a sanar/el poema”.

Ítaca está cerca, la perlita blanca está cerca porque es lo que había antes del mundo, y está dentro tuyo poeta querida , en tu alma generosa, ahora con el plus de haber transitado una vida rica brindando servicio al prójimo, alhajada de ausencias, cicatrices, amores altísimos, milagros y perdones .

Como dice la artista plástica *Julie Gilbert Pollard, tus poemas son “como la luz del alba entre la noche y el día, epifanía que nos atraviesa cuando la escucha es un lugar en todo el cuerpo.”

Para finalizar les leo ANTES DEL MUNDO que es una suerte de corolario que raya lo inasible, ya que tiene que ver con el darse cuenta de la existencia

“Cuando voy/sin buscar/un lugar/donde poner/las manos/con el viento/que no sabe/dónde ir/dónde llevarme/

Quiero decir/cuando puedo/tocar el cielo/sin poemas/como si hubiera/nacido/para ver/antes del mundo/ existo”.

 

*Julie Gilbert Pollard, es una artista estadounidense originaria de la ciudad de Phoenix, Arizona. Especializándose en pintura al óleo y acuarelas, sus obras cuentan con una fluidez y pasión única en su tipo que le han hecho convertirse en una de las artistas actuales favoritas de los críticos de arte. Actualmente pertenece a la Sociedad de Arte de San Diego.

 

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