El clima en las próximas semanas / Por Marcelo Speranza
El Niño, El Índico y la fase negativa de la Antártida, comenzarán a interactuar en nuestra región
Tormentas muy severas, exceso de precipitaciones y olas de calor, serán el resultado de estos tres amigos interactuando juntos. ¿Cuándo? Desde octubre 2023 a abril del próximo año, período en el cual se esperan los fenómenos más destacables en el litoral y la llanura pampeana.Todos los indicadores confirman la presencia de estos fenómenos que modifican de manera particular los patrones de precipitación y temperaturas en el mundo y, claro está, en nuestro País.
El Niño, un patrón meteorológico que causa diferentes impactos en prácticamente todas las regiones del planeta, ya está definitivamente entre nosotros, “La confirmación de un El Niño establecido aumenta la probabilidad de que el evento se mantenga durante el próximo verano (del hemisferio sur)”, y esto está en línea con una declaración reciente del Centro de Predicción del Clima (CPC) del Servicio Meteorológico Nacional de los Estados Unidos, como así también el SMN en Argentina.
El CPC, uno de los principales centros globales de análisis de este fenómeno, indicó que hay una chance mayor al 95% de que El Niño se mantenga hasta marzo de 2024, agregando que la probabilidad de un evento El Niño de fuerte intensidad es ahora del 71%.
Durante las últimas semanas los meteorólogos tuvieron discusiones respecto de si El Niño ya estaba o no entre nosotros. Y eso es porque los centros globales que analizan El Niño tienen diferentes criterios para determinar si es La Niña, Neutral o El Niño, y algunos indican que ya estaba formado, mientras que otros decían que estaba en formación.
Es que El Niño es mucho más que un mar más cálido o frío.
Desde febrero de este año, comenzó a registrarse un calentamiento del mar frente a las costas del Perú (en la llamada Región Niño 1+2) y luego ese calentamiento se ha propagado hacia el oeste, cubriendo la región “Niño 3.4”, que es la región de referencia para los centros globales que estudian el fenómeno. Y en junio se alcanzó el umbral de temperatura en la superficie del mar requerido en la región “Niño 3.4” para que tengamos El Niño.
Entonces, desde junio tenemos el océano caliente, y todos los modelos indican que seguirá así hasta marzo de 2024. Pero para que el fenómeno sea completo y El Niño continúe fortaleciéndose, sólo faltaba que la atmósfera responda a ese calentamiento. A esa respuesta de la atmósfera a un mar más caliente, la llamamos “acoplamiento”. Sin un acoplamiento sostenido, el sistema no se retroalimenta y pierde fuerza.
Ahora bien, como en los últimos tres años LA NIÑA se asoció a otros “Amigos” y juntos dejaron la sequía más intensa de la historia, ahora su hermano El Niño , llegó acompañado por el dipolo del Océano Índico en fase positiva y este es otro de los marcadores climáticos globales y que éste se ponga en fase con El Niño durante la primavera, potencia la chance de mayor caudal de precipitaciones
El IOD también tiene impactos en la temperatura. Con dipolo positivo, se favorecen temperaturas superiores a lo normal en el norte del país e inferiores en el sur.
En 1997, mientras se estaba dando un evento de Niño fuerte, el dipolo pasó a fase positiva. O sea que, al aumento de las precipitaciones que de por sí traía El Niño en nuestra región, se sumó el dipolo en fase positiva. Los resultados de esta combinación quedaron en la memoria colectiva de los habitantes del litoral: la crecida de los ríos Paraná y Uruguay generaron miles de evacuados, la economía regional paralizada por el avance implacable del agua, y millones en pérdidas económicas.
Ahora, como si esto fuera poco, la Antártida está en fase negativa.
A diferencia del Niño y el dipolo del Océano Índico, la SAM no tiene que ver con cambios en la temperatura del océano, sino con variaciones en la presión atmosférica en la Antártida, que generan cambios en la circulación de los vientos. Y, al igual que el Niño y el dipolo, la SAM también tiene fases positivas y negativas asociadas a los cambios en los campos de presión.
En la fase negativa de la SAM, -como está ahora- las anomalías positivas de presión en la Antártida (es decir, presión alta), debilitan la circulación de los vientos del oeste. Esto hace que los sistemas de baja presión lleguen con mayor libertad y frecuencia a las latitudes medias, y así favorezcan las lluvias o nevadas en la zona cordillerana y la Patagonia.
La fase en que se encuentre la SAM también incide en los efectos que puedan tener otras oscilaciones. Por ejemplo, si se está dando un fenómeno Niño y la SAM se encuentra en fase negativa, como está ocurriendo ahora, aumentan las probabilidades de lluvias muy por encima de lo normal, porque la SAM en esta fase potencia este escenario. Ocurrió como ejemplo en el otoño de 2016. Si bien El Niño se estaba debilitando, la SAM pasó a fase negativa y favoreció la ocurrencia de precipitaciones abundantes. Por eso, en abril de 2016 se batieron varios récords de días de lluvias y hubo inundaciones en todo el litoral.
Fue un ejemplo de cómo se pueden potenciar dos fenómenos que ocurren en distintas escalas de tiempo.
Así, El Niño, el dipolo y la SAM, ahora están de la mano y este no es un tema menor ya que recordemos que cada uno de ellos por sí solos en nuestra zona y el Litoral, (para ser puntuales ), generan un aumento en las precipitaciones , pero claro está que como ya mencionamos ahora no están actuando por separados, sino que los tres a la vez y este dato no es para nada menor y es el que hay tener muy en cuenta en lo que respecta en materia de lluvias y altas temperaturas.
En resumen, a partir del próximo mes de octubre y hasta abril del año próximo, lo más probable que suceda es que se incrementen en forma considerable los fenómenos de tormentas fuertes y/o severas en el Litoral Argentino, Córdoba y Pcia de Bs As. -Como está sucediendo ahora en Brasil y noroeste de Argentina-, se registren “Olas de calor“ que pueden llegar a batir récord por su persistencia y valores de temperaturas mínimas y máximas y las inundaciones en varias provincias argentinas, regresen, después de muchos años de ausencia.
Los fenómenos que comienzan a interactuar a partir de ahora, son algunos de los que los meteorólogos argentinos y de todo el mundo monitorean para poder pronosticar qué se puede esperar del tiempo en las próximas semanas y meses. Queda claro que son tantos y tan diversos, que la tarea de la predicción reviste una complejidad enorme. Sin embargo ellos no se rinden y siguen analizando la atmósfera, que aunque tiene fama de caótica, posee sin duda sus leyes y sus lógicas.