Ex Combatientes de Chivilcoy
Los protagonistas en primera persona de la guerra de Malvinas
Mi papá fue médico cirujano en la base naval en tierra en 1982. Yo tenía 12 años, y recuerdo rezar en el Colegio por él y por todos los soldados. Nunca habló de la guerra, jamás. Escuchar a Oscar, Hernán y Ricardo, me permitió reconstruir todo eso no dicho, privilegio de tenerlos vivos para que la causa Malvinas siga vigente.Soy docente en la Unidad Académica de CATAC Chivilcoy, y todas las semanas recibo a distintos grupos de chóferes de camiones que vienen a renovar su LINTI, a actualizar su licencia profesional de conducir.
En esta oportunidad, me pareció interesante invitar a parte de los integrantes del Centro de Ex Combatientes y Veteranos de Malvinas de Chivilcoy, ya que tanto Oscar López, su presidente, como Ricardo Zapata, sobreviviente del hundimiento del General Belgrano, fueron camioneros hasta que se jubilaron, además, como ellos mismos dicen, “la causa Malvinas no es sólo para ser recordada el 2 de Abril”.
Accedieron con muy buen grado y vinieron acompañados por Hernán Moccia, también ex combatiente, quien estuvo en el ARA Santísima Trinidad, destructor que conformaba junto al ARA Hércules, la defensa antiaérea del portaaviones ARA 25 de Mayo, donde desempeñó funciones Oscar.
El encuentro superó todas las expectativas, durante casi dos horas, el ambiente se impregnó de respeto y admiración, con gran avidez por conocer ese lado B de la historia, en la voz de los propios protagonistas, “me pongo de pie para hablarles”, dijo un camionero desde el fondo del aula, con su mano izquierda en el pecho, “es lo menos que puedo hacer, por respeto a lo que hicieron por nuestra Patria”.
“Éramos conscriptos que nos encontramos con una guerra”
Así comienza el relato Oscar, quien reconoce que, “estaba haciendo el servicio miliar y me había inscripto para ser parte de la Fragata Libertad en su vuelta al mundo, ese era mi plan”; cuenta que solían embarcarse en recorridas de simulacro, ya que le había tocado la Armada, y en uno de los viajes, “terminamos en Malvinas, así nomás, algo nos imaginábamos por lo que venía pasando, pero fue así”.
“Nosotros estábamos llenos de sentimiento patriótico, los más fuertes alentaban a los más débiles, tuve un compañero que estuvo en la trinchera, en tierra, días y días con el agua hasta la cintura y un fusil en la mano, sin sacarse la ropa, durmiendo así. Cuando se terminó la guerra y pudo acceder a un baño completo, se sacó el pantalón y se arrancó la piel por completo de sus dos piernas, podrida, enferma. Hay muchas cosas que no podemos contar en las escuelas, por los chicos, pero vivíamos día a día, la adrenalina de lo que estaba pasando, con gran orgullo por defender a nuestro país”.
Secuelas de la guerra
Hernán cuenta que al volver, en su caso tuvo suerte, porque enseguida consiguió trabajo, “pero todos volvimos con una discapacidad emocional, con secuelas de posguerra, de noches sin dormir, de fríos excesivos, y la cantidad de compañeros que volvieron con una discapacidad física, mutilaciones, sin ser reconocidos con una pensión. Se fueron los militares del gobierno, vino la democracia y seguíamos sin ser visibilizados. Muchos no resistieron el abandono y se quitaron la vida”.
En este sentido, según las asociaciones de veteranos, los suicidios oscilan entre 350 y 456, una estadística escalofriante, que se suma a los 639 soldados caídos en combate, incluidos los muertos del General Belgrano.
“En la Argentina somos exitistas, fijate vos que nadie quiso reconocer a los “derrotados”, porque eso era lo que fuimos para el gobierno y para la mayoría de la gente, nos escondieron, incluso nosotros mismos evitamos decir que éramos ex combatientes para que no nos trataran de loquitos y poder conseguir trabajo”.
Por su parte, Ricardo cuenta que, cuando volvieron a tierra, después del hundimiento del Belgrano, estaban en un bar donde se enteraron de la rendición, vestidos de marineros, y recibieron el rechazo de la gente, “nos querían matar por haber perdido la guerra, nos tuvimos que ir”.
El hundimiento del Belgrano
Ricardo estuvo en el General Belgrano, al igual que Jorge Tarditti, ambos sobrevivientes del hundimiento del crucero ARA que fue atacado por el submarino nuclear inglés HMS Conqueror cuando navegaba a 35 millas al sur de la zona de exclusión determinada por Gran Bretaña alrededor de las Islas Malvinas, “estábamos atravesando el canal y recibimos la orden de volvernos, algo que hasta el día de hoy no sabemos, cómo tanto que pasaba, nadie decía nada de lo que pasaba. Pasábamos fríos extremos, de quince a veinte grados bajo cero. El día del ataque yo había estado de guardia, acababa de bajar a los camarotes a dormir un poco cuando sentí el primer torpedo que golpeó cerca de la proa del barco, me había acostado en una cama de arriba y volé cayendo al piso. El segundo torpedo, atravesó todo el costado del barco, lo cortó, explotó la sala de máquinas, así que todo fue a oscuras”.
Cuenta que todos formaron en la cubierta, mientras se repartían las balsas, “éramos tres en una balsita, en el medio del mar, estuvimos 32 horas con olas de doce metros y un frío inexplicable, con los aviones ingleses que hacían vuelos rasantes y la mira del submarino entre las balsas. No nos quisieron matar porque el objetivo era derribarnos”.
Malvinas: Una herida abierta
Fue durante la presidencia de Néstor Kirchner que los ex combatientes fueron reconocidos, con la firma del Decreto para Pensiones Honoríficas de Veteranos de Guerra del Atlántico Sur, en el mes de julio de 2005, “pasaron años hasta que logramos acceder a las pensiones”, indica Oscar, “incluso hay un juicio por reparación histórica de la ONU pendiente”.
Nuestros héroes de Malvinas en Chivilcoy, lograron su espacio propio en la primera gestión del Intendente Guillermo Britos, en un local de la terminal de ómnibus, antes, habían comenzado a reunirse en un espacio del Museo Pompeo Boggio, “hoy estamos eximidos de las tasas municipales y somos invitados a la apertura y cierre del ciclo lectivo, como así también a los actos de conmemoración patria, nos parece importante, lo hacemos con mucho orgullo, somos invitados por las escuelas, donde los chicos nos preguntan de todo, son generaciones que no saben nada de Malvinas”.
Todavía están vivos y pueden contarlo, es un privilegio el escucharlos, un compromiso que debería de asumir mucho más, la comunidad toda.
Ellos son: Jorge Luis Tarditti, Carlos Ramón Cortiana, Ricardo Gabriel Zapata, Carlos Javier Carretoni, Roberto J, Maggi, Marcelo Giuliano, José Luis Rubbo, Oscar López, Hernán Moccia, Walter Mare, Horacio Marón, Ángel Cejas y José Luis Risso.