Editorial
Algunas consideraciones sobre el silencio
La sociedad se encuentra ante grandes batallas por el poder y no nos queda más que ser rehenes de esas batallas que, por más que quieran disfrazar, huelen a la ambición desmedida de quienes ven en el poder el sino de sus vidas. Aunque eso los aleje, más que nada, de la realidad. Del hombre de pata en el suelo.Comparto un texto de la organización Jaque al Rey, publicado hace algunos años, al cumplirse el tercer aniversario de la desaparición de Julio López.
“La vida, tan compleja ella, ofrece distintas posibilidades sobre el silencio.
Silencio por un duelo, silencio por la soledad en que nos encontramos, silencio porque no hay nada que decir, silencio como parte de la notación musical...
Pero el silencio no es unívoco, no reconoce un solo significado. El silencio es una construcción cultural, un modo humano de ver, entender y reaccionar ante ciertos eventos, ante ciertas "cosas" de la vida.
Podemos asegurar, de todas maneras, que el silencio no es la ausencia de sonido.
De ninguna manera.
El silencio habla.
El silencio grita, aturde.
El silencio es, a veces, la ominosa, oscura, vergonzante, temblorosa cortina de las agachadas, de las miserias personales o sociales.
¿O no grita el silencio que reina sobre los campos de concentración, ahora vacíos, en cualquier parte del mundo?
¿O no dice el silencio que muchos asesinos guardan ante la acusación, ante el veredicto o ante la mismísima impunidad?
El silencio calla lo que no se puede o no se quiere gritar. Y sin embargo, grita... vaya contradicción ¿no?”
Jaque al Rey