Un poco de historia… / Por Rubén Osvaldo Cané Nóbile
Llegando está el recuerdo del Carnaval de antaño
Seguramente Ud., si es una persona interesada en el pasado chivilcoyano, ha leído descripciones sobre cómo eran los carnavales de antaño, pero esta vez le ofrecemos el testimonio de alguien que estuvo allí y participó de los mismos.Este es el relato del señor Antonio Schifini, quien redactó sus memorias en forma manuscrita y se las obsequió al oculista Abduca, éste a su vez le permitió hacer una copia al procurador Juan Antonio Larrea, quien tuvo la gentileza de prestármelas para digitalizarlas. Así se creó una cadena de solidaridad cultural que nos permite compartir este relato con Uds.
Los carnavales de los años 1894 o 1895 -según el testimonio de Schifini- se festejaban con gran entusiasmo y, en algunas ocasiones los corsos abarcaron veinte cuadras. Siendo la calle Pellegrini el epicentro, el recorrido continuaba por alrededor de la Plaza Principal, tomaba la Avenida Soárez hasta su intersección con las actuales avenidas Güemes y Bernardo de Irigoyen y por esta última se ingresaba a la calle Pellegrini. Entre las comparsas más famosas Schifini recuerda a la comparsa “La Marina”, que haciendo honor a su nombre, tenía a todos sus integrantes disfrazados de marineros, otra era la “Coral Española” la cual desfiló (suponemos que) transportando en una carroza un submarino. Lo que revela el gran trabajo de utilería que se había realizado. Lo deben haber hecho con un gran orgullo, pues representaron al submarino eléctrico (impulsado por baterías) inventado por uno de sus compatriotas, el militar español Isaac Peral en 1888.
Más adelante, hacia 1898 se presentó en los corsos chivilcoyanos la comparsa “La Salamanca Argentina” y, hacia fines del siglo XIX nos menciona la existencia de otra comparsa llamada “Negros Unidos” la cual se componía de una orquesta, una sección de candombe y de un grupo de señoritas que cantaban y bailaban. Las señoritas se incorporaron a la comparsa en 1899. El presidente de la misma era un joven repartidor de pan de apellido Ubaldino, quien contaba con la colaboración de su hermano Rodolfo en la dirección. El portaestandarte era Don Luis Lacourt, que era dueño de una herrería donde trabajaba Schifini, que integró la comparsa durante tres años seguidos. Entendemos por su escrito que fueron los años 1897,1898 y 1899. Lacourt tenía de escolta a su socio en la herrería, el señor Pedro Pértica. Quien según rememora Antonio Schifini, una de las dos primeras bicicletas que circularon por las calles de Chivilcoy (sin precisar la fecha) fue la del señor Pértica y la otra la trajo el hijo del farmacéutico Guillermo Sánchez.
Debido a la aceptación que tenía la comparsa, era convocada para animar fiestas particulares, llevaban así su alegría y canciones a domicilio.
Haciendo gala de una gran memoria, habida cuenta que Schifini firmó sus relatos a los 92 años, el 6 de noviembre de 1972 en la ciudad de Bragado, reproduce en ellos algunas canciones que cantaban las comparsas. Una de ellas decía:
Bajo la sombra de una palmera / allá en La Habana te conocí, / y desde entonces el alma mía / de noche y [de] día piensa en ti. // Sin ti negrita hermosa / ni un rastro quedaría. / Sin ti de mi existencia / la sombra sólo habría. // Sangre colorada tengo, / soy como todo cristiano. / No sé por qué me desprecias / si soy yo tu propio hermano // Si yo tuviera otro color… / otro color… / ¡Cuántas blanquitas / a mí me dieran / eterno amor, eterno amor! // Aunque me llamen moreno / No me tengo que enojar, / porque San Benito es negro / y está colocado en el altar. // La caña dulce van a segar / van a segar / trabaja el negro, / ligero viene el mayoral (capataz). // Entre los negros y blancos / no hay una gran distinción, / no hay otra diferencia / que la del sólo color. // Si yo tuviera otro color /
otro color, otro color. /¡Cuántas blanquitas / a mí me dieran / eterno amor!
Cuando esta comparsa terminaba su presentación lo hacía con esta marcha de despedida, donde otra vez la crítica al racismo aparece y a través del canto se expresa un anhelo de igualdad.
Marcha
¡Alerta negritos! / Pongámonos en marcha / que a los negros unidos / los han de perdonar / ¡Adelante querido negrito! / que el permiso lo tenemos ya. (Coro de mujeres) ¡Adelante querido negrito / que el permiso lo tenemos ya! (Coro) Gracias a ello que podemos / Con licencia divertir / demostrando que sabemos / con los blancos compartir. (Coro de mujeres) Ay que tregua sin igual. (Todos) ¡Qué felicidad! / Sentimos en verdad. / Nos tratarán siempre así. / ¡Ay qué bueno sería el mayoral!
Schifini finaliza su rememoración de los corsos que él vivió con la mención de la comparsa “Somos todos o ninguno” que fue muy popular en esos carnavales de antaño.
Foto: Comparsa “Los Marinos del Plata”, que Schifini menciona como “La Marina”, era una de las que animaron los carnavales chivilcoyanos a fines de siglo XIX y principios del XX. (Archivo Literario Municipal).