Cambio Climático / Por Marcelo Speranza

En el marco del “Día de la tierra”, el Amazonas tiene un rol destacado

Estamos llegando al “keeping point”, que es el punto de no retorno. Estamos al borde del tiempo, si no actuamos ahora, va a ser muy tarde.
domingo, 24 de abril de 2022 · 08:00

Hola, ¡buen domingo!, hoy en el marco de la semana del “Día de La Tierra, queremos referirnos a la crisis climática y ecológica del Amazonas, que es un claro ejemplo de la situación actual de la Tierra. El pulmón del planeta sufre por las acciones humanas: deforestación, incendios, caza furtiva, agricultura comercial y minería. “Es un paciente con 39° de fiebre”, aseguró el biólogo marino de National Geographic, Fernando Trujillo.

El Amazonas tiene un rol destacado ya que aparece "poco y nada" en las discusiones diarias. Además de ser el hogar de más de 40 millones de personas y 3 millones de especies de plantas y animales, tiene un sistema de ríos que llevan el mayor volumen de agua pluvial en la Tierra y aportan un 16% de agua dulce del planeta.

Pero una de sus características más importantes es que la tierra, el océano, la atmósfera, las personas y los animales están todos conectados a través de su ciclo hidrológico, que tiene un efecto en casi todos ellos. Sin embargo, la degradación creciente y repetida, reduce la capacidad de la selva tropical más grande del planeta de proveer aquellos servicios naturales esenciales para el planeta.

Una de las acciones negativas y principales es la deforestación de tierras públicas del Amazonas brasileño. Según un estudio de la ONG Instituto de Pesquisa Ambiental (IPAM), entre 2019-2021, fueron destruidos 32 mil km2 de áreas públicas federales; superficie equivalente a 21 ciudades de San Pablo, la más importante del país.

Desde 1970 se perdió -sólo en Brasil- una superficie forestal más grande que toda Francia, según Greenpeace. “Estamos llegando al ‘Keeping Point’, que es el punto de no retorno. Estamos en el borde del tiempo, si no actuamos ahora va a ser muy tarde”, advirtió el fotógrafo de naturaleza. Y agregó: “Hay un 22% deforestado. Si perdemos el 25% de la cobertura vegetal del Amazonas, las selvas se van a convertir en sabanas y las repercusiones críticas serán en todo el mundo ya que las gotas de agua arrojadas por los árboles a la atmósfera forman un río volador que circula a nivel planetario”.

En esa misma línea, “Omacha” -apodo de Trujillo en honor a su dedicación y amor por los delfines rosados de río- también aseguró que, “si bien hay zonas muy bien conservadas, hay otras en muy malas condiciones por los incendios, el crecimiento de la ganadería, la contaminación por mercurio y las hidroeléctricas que provocan la pérdida de la conectividad de los ríos”.

“Los gobiernos hablan y hablan sobre cómo frenar la situación, pero las amenazas aumentan y en gran escala”, se lamentó Trujillo, quien participa de la Expedición Perpetual Planeta de Nat Geo y Rolex, cuya tarea es la conservación de los delfines y trabajar con las comunidades locales para desarrollar acuerdos de pesca e iniciativas de reforestación que eviten la escorrentía, protegiendo ambas riberas y el hábitat del delfín.

“El Amazonas es “el corazón del mundo” y los ríos son las arterias. Si las bloqueamos -ponemos hidroeléctricas- va a colapsar todo el sistema”.

 Hay que replantearse la relación entre el hombre y la naturaleza. “Nos aislamos en burbujas en las ciudades y, cuando nos sentimos agobiados, nos vamos al campo. Es una forma de actuar incongruente ya que destruimos la naturaleza, construimos las ciudades y luego queremos escaparnos a la naturaleza que estamos destruyendo”.

“El hombre no es el dueño del planeta, quien lo va a avasallar y modelar a su propio interés. Tenemos que reconocer que lo hemos hecho muy mal. El Amazonas es el resultado en millones de años de evolución y coevolución. Y tan sólo en 50 años lo estamos destruyendo. Tenemos un compromiso ético, moral y también un instinto de supervivencia en conservar un área tan importante del planeta como es el Amazonas”. ¿Para pensar no? Hasta el próximo domingo.

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